Enigma Del Ave

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No todo es siempre como uno se lo espera...

O al menos no fue ese el caso de un hombre llamado Ludwig.

Un soleado día de Marzo, la primavera había empezado, y un trabajo había aparecido, un trabajo por el cual tendría que pasar unos meses en las calles de Venecia, no obstante, el hombre alemán no tendría problema alguno, el había escuchado muchas veces que Italia era un lugar hermoso, con un excelente clima, muy buena gastronomía y sobre todo, un lugar "mágico"...

sin embargo, el rubio no creía en tal cosa como la "Magia", así como tampoco en cosas como fantasmas, criaturas mitológicas entre otras.

No le importaba en realidad, ¿por que preocuparse por algo tan tonto? en ese caso, lo único que le importaría en ese momento sería su trabajo y tal vez un poco de turismo para conocer mejor la ciudad...

Pero por ahora, era más importante encontrar un lugar en dónde hospedarse, era algo tarde, así que no podía andarse con exigencias, pero tampoco es como si fuera a dormir en la calle. No tardó mucho en buscarse un lugar para pasar la noche, aquel hotel parecía ser bastante lujoso, pero había una habitación en especial la cual era extrañamente poco costosa y no estaba siquiera reservada. Se decía desde hace mucho tiempo que un alma que no ascendió al cielo residía allí, lo cual causaba temor entre los habitantes y turistas, pocos se habían aventurado a entrar a aquel enigmático lugar, y quienes lo habían hecho afirmaban ver a un chico bastante joven, de cabello y ojos castaños, vestido con ropas blancas... Aquel tipo de actividad hacía a todas las personas dudar de su cordura además de que era algo muy inquietante.

Ahora, un alemán usaría la habitación, el rubio podía oír como las personas a su alrededor murmuraban entre dientes que era un idiota por querer hospedarse en tal lugar como ese, que el fantasma de las épocas obscuras de Venecia le iba a quitar el sano juicio o incluso, asesinarle.

-Solamente son tonterías, no veo la razón de hacer tanto alboroto por algo que no existe...-

Se decía a si mismo el alemán mientras se dirigía a lo que sería ahora su nuevo "Hogar Temporal", su corazón latía con fuerza contra su pecho, se sentía un ambiente denso y su respiración se hizo más pesada de lo usual, eso no era para nada común, abrió la puerta, y para sorpresa del rubio, no había absolutamente nada además de polvo y una pequeña y blanca pluma.

-Una... ¿Pluma?-

El rubio recogió tal objeto del suelo, sin embargo, no era solo una pluma, eran más, habían decenas de plumas blancas en el suelo y sobre los muebles.

-Tal vez... Un ave vivió aquí mientras no había alguien habitando esta habitación...-

Aquella afirmación podría haber sido un argumento muy convencedor... Pero, la misma habitación negaba que algún ave hubiera vivido en ella, no habían pruebas que mostraran la vida de un ave, de ser así, en la habitación se encontrarían migajas de pan, nidos, ramas, hojas... Pero no había absolutamente nada a excepción de aquellas plumas blancas, plumas blancas que eran cuán pureza de un niño que aún conserva la virtud de la inocencia. No obstante, algo sucedía en aquel lugar, algo muy inquietante se sentía, se sentía como si no estuviera solo a pesar de que el era el único allí en ese instante, no había razón alguna para que estuviera asustado, pero, algo lo detuvo. Estaba pensando, cuando de pronto, casi cae al suelo, no cayó, pero decidió buscar lo que casi causó ese accidente, pero, al ver hacia el suelo, se encontró con una sorpresa no muy grata, desagradable e incluso, un tanto aterradora.

-¿sangre?...-

El hombre alemán aún incrédulo, tomó un poco del liquido carmesí con sus dedos, la sangre parecía, a juzgar por su aspecto, fresca. Pero algo muy extraño e inusual sucedía con aquella sangre. No era normal, o por lo menos los pocos conocimientos de Ludwig en medicina no decían que fuera algo normal, no era usual que la sangre se evaporara al tacto y no dejara rastro alguno, siquiera una pequeña mancha.

La mente de Ludwig estaba hecha un desastre, no había ninguna explicación lógica para eso, las plumas, la sangre, los objetos de la misma casa, sin embargo, una voz un tanto aguda y notablemente en llanto interrumpió sus pensamientos.

- ¿Por qué lo hiciste Fratello?... ¿que te hice yo para que me lastimaras así?...-

La Melodía De La Vida, La Muerte y Un Amor Eterno... Donde viven las historias. Descúbrelo ahora