Nono

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MARTIÑO
Anxela!
Filla, tes que coñecer aos muchachos.

Ángela se seca el cuerpo y limpia sus pies. Vuelve a ponerse sus cómodas ropas del campo y baja descalza a la cocina secándose el pelo.

MARTIÑO
Onde estabas, niña?

ÁNGELA
Estaba dándome un baño en el cuarto, hace mucho calor.

Dice llegando a la cocina mirando al suelo, comprobando el rastro de huellas que ha ido dejando.

MARTIÑO
Sí que fai.
Estes son os xornaleiros de Málaga.
Están en la gloria, el calor del sur nada tiene que ver con el de aquí, verdade nenos?

Los jornaleros están en la mesa de la cocina comiendo embutido con pan y bebiendo vino. Son seis, el más mayor tiene casi la edad de Martiño, es el capataz y el tío de dos de ellos, los gemelos, dos muchachos de unos treinta y tantos, sus caras muestran leves rasgos de mongolismo. Les acompañan otros tres jovenes que no tendrán más de veinte años.

Ángela llega a la puerta y enrojece, no sabía que estaban ahí y, con toda seguridad, ya estaban cuando pasó corriendo a su cuarto. Los muchachos la saludan sin apenas levantar la vista de la comida, comen con ansia.

MARTIÑO
Hoy fue duro.
Necesitan coger fuerzas para seguir.
Nuestra Mariña cocina como os anxos.

ÁNGELA
Voy a salir a que me dé el aire.
El calor me quita el apetito.

MARTIÑO
Te libraste da tua nai un rato, aprovecha, filla.

Ángela sale afuera y camina por la hierba hasta un gran castiñeiro de más de veinte metros. Se apoya sobre éste, la sombra que le proporciona es importante y, pese a que son casi las tres de la tarde, se ha levantado un poco de viento que ayuda a sofocar las altas temperaturas. Ángela cierra los ojos y se duerme unos minutos.

Alguien carraspea.

NONO
Disculpe, señorita.

Dice con acento andaluz, Ángela se sobresalta.

NONO
No se asuste, quería darle esto.

Le enseña un colgante bañado en oro con la Virgen de la O, patrona de Ourense. Ángela frunce el ceño, se incorpora y le arranca la medalla.

ÁNGELA
¿Cómo?

NONO
Yo no...

ÁNGELA
El primer día que llega a una casa ajena y ya anda merodeando por donde no debe.

NONO
La encontré en el suelo.

Ángela se pone el colgante.

ÁNGELA
Tengo que avisar a mi padre.

NONO
Por favor, déjeme explicarle.

ÁNGELA
¿El qué?
¿Que anda espiando a jovencitas mientras se bañan tranquilamente en el río?

El muchacho se ruboriza.

ÁNGELA
Sé dónde la encontró y sé que era usted quien estaba mirando.

Aires del surDonde viven las historias. Descúbrelo ahora