- Vivía con 3 humanos, 4 hermanos y mi madre. Uno de los humanos era el cachorro de los otros dos. Era quien siempre se la pasaba conmigo y me daba amor.- hizo una pausa y cerró los ojos, intentando ocultar su tristeza.- Se llamaba Noelia. Yo era su favorito y ella era mi favorita.
Nino podía ver que aquellos le causaban tristeza, aunque no entendía el por qué, pues según lo que decía parecían bastante alegres.
- Siempre jugábamos cazando falsos ratones o pájaros. Ella era muy divertida aunque a veces era algo bruta con mi pobre cola. Algunas noches dormíamos juntos y siempre se despertaba por la noche llorando y yo la tenía que consolar.- dio un suspiro largo.- Fueron buenos días, aunque todo eso acabó bruscamente al décimo mes...
Una rama crujió, había algo ahí afuera de la casa. Inmediatamente despertaron a todos y se pusieron en alerta. Hacía bastante viento, así que no podían saber qué era.
- Estad muy atentos y no hagáis ni un solo ruido. Hans, ponte detrás de mí sigilosamente.- dijo Rubí seriamente.
Nino, Sol y Kira se asomaron sin hacer ni un solo ruido a la puerta, pues el sonido provenía de ahí afuera, y ellos, a diferencia de los curanderos, llevaban un tiempo de entrenamiento de lucha y caza.
- No veo nada.- dijo Sol algo más calmado.
Justo cuando se iban a rendir y volver con los curanderos, Kira reparó en una silueta grande que había al lado de un árbol, parecía estar comiendo algo.
- Mierda.- dijo una vez se dio cuenta de lo que era aquella misteriosa criatura.- Tenemos que huir, ya. Avisemos a los demás.
Cautelosamente se fueron a advertir a los demás del peligro que corrían estando en la casa o en cualquier lugar cercano a ese.
- ¿¡Perros!?- preguntó Otoño alarmado.- ¿¡Es que acaso no sabías que había perros en la zona, Hans!?.- dijo mirando con furia en los ojos a Hans.
- Yo...- Hans intentó hablar pero fue interrumpido por un inesperado maullido.
Se empezó a oír gritos y bufidos de un gato desconocido y los gruñidos de los perros de antes. Estaban luchando entre ellos.
- ¡Está solo, tenemos que ayudarlo!- gritó Sol mientras corría hacia el lugar donde estaba sucediendo la pelea.
Todos fueron a echar una mano al desconocido, a excepción de Hans, él no estaba en condiciones de luchar por culpa de su vista, la cual empeoraba cada día que pasaba.
- ¡No sabía que los perros fueran tan fuertes!- Nino en ese momento vio la perfecta oportunidad de saltar y desagarrar la garganta de uno de los 3 perros que había.
Entre Nino y Kira pudieron acabar con el más débil y una vez hecho se fueron a ayudar a los curanderos que estaban intentando protegerse del último que quedaba, el líder, o eso pensaban debido a su tamaño y fuerza.
- ¿Dónde está Hans?- preguntó Rubí quien sentía mucha ansiedad al pensar que algo le pasara.
Nadie sabía dónde estaba y los curanderos había empezado a buscar mientras los aprendices luchaban cuando vieron a Hans correr hacia el perro. Iba tan rápido que ni los aprendices pudieron reaccionar a tiempo. Hans se abalanzó al perro grande y le pegó un mordisco en el cuello. Inmediatamente el perro le lanzó contra un árbol, pero Hans lo tenía tan bien agarrado que le arrancó un trozo lo suficientemente grande como para matarlo de inmediato.
- ¡¡Hans!!.- Todos se quedaron mirando con mucho pavor el cuerpo de su amigo.
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El viaje de Rubí
FantasyUna extraña enfermedad ataca a las 3 tribus de gatos. Un grupo de curanderos y aprendices de cazadores deberán ir más allá de sus fronteras en busca de la cura, enfrentándose a peligrosos en el camino. ¿Lo lograrán o aquella extraña enfermedad acaba...