Capítulo 2

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Era una tarde normal en el instituto Kunugigaoka.

Nos encontramos en el edificio principal, donde podemos observar al presidente del consejo estudiantil, Gakushū Asano, chico que se encontraba sentado en su lugar –lo opuesto a sus compañeros–, utilizando el descanso que tenían para analizar aquella hoja que había aparecido en su casillero.

"Atte. K".

¿Quién podría ser esa tal "K"?

Se preguntaba analizando nuevamente cada palabra, tratando de reconocer la letra de la persona que estaba escrito, pero ninguna coincidía.

Aunque debía admitirlo, se sentía en cierto punto halagado.

No porque la persona estaba enamorado de él, sino por el hecho de la forma en la que hizo conocer sus sentimientos.

Cada día le llegaban un sinfín de cartas de sus compañeras, ya sea del salón o de otros grupos, incluso las de un grado diferente al suyo, pero ninguna podía igualar ese poema, pues todas siempre cometían los mismos errores, que lo hacían pasar de algo tierno o lindo a algo irritante.

Siempre utilizando "te quiero mucho, mucho, mucho", la verdad no le tomaría importancia, pero que más de una la repita ya era cansado e irritante.

También utilizaban mucho las calcomanías de tonos rosados y ni hablar del color de la letra, que en vez de parecer una confesión era como si a una niña de 5 años le hubieran pasado un bolígrafo rosa y calcomanías de ese color y que le dijeron que hiciera lo que se le diera la regalada gana.

Sin mencionar que siempre tenía que haber más de un error ortográfico, si fuera uno se los podría dejar pasar, ¿pero más de 10?, parecía que ni siquiera sabían cómo escribir.

Y era exactamente eso lo que le molestaba e irritaba de esas cartas que siempre le hacían llegar, ya sea por ellas mismas, por una amiga o incluso por los otros 4 virtuosos, quienes parecían ya estar acostumbrados a que esas cartas fueran dirigidas a él y no a alguno de ellos –sentía un poco de pena por ellos–.

Además, la persona que haya escrito ese poema, contaba con una perfecta caligrafía y sin ningún error ortográfico, por lo que podía deducir que esta si hablaba un poco más enserio que las demás chicas.

Aunque lo que si lo extrañaba era el hecho de que no había puesto su nombre completo o del grado y grupo que era.

— ¿Será alguien tímida? — Se preguntó en su mente.

Mientras eso ocurría, cierto pelirrojo de ojos carmesí se encontraba en algún lugar del bosque, buscando sin encontrar el poema que había escrito.

— ¿Dónde está? — Se preguntó a si mismo mientras repasaba cada hoja blanca que tenía, esperando que por suerte su poema estuviera en ese lugar — Tal vez... ¡Lo dejé en casa! —.

Algo más calmado por ese pensamiento, decidió guardar sus cosas, dejando sólo una hoja blanca y un lápiz afuera.

— Bueno, comenzamos —.

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Espero les vaya gustando esta nueva historia
Los quiero <3

Poemas al presidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora