Capítulo 8

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Ahora ya lo sabía.

Ya sabía quién era la persona que robaba cada poema que escribía.

No sabía si sentirse feliz o molesto, pues había invadido su privacidad y sin pedirle permiso entregó sus poemas a la persona de la que estaba enamorado todo este tiempo.

Pero tampoco era tan malo.

Estaba molesto, porque fue sin su permiso, pero a la vez feliz, porque gracias a ese pulpo amarrillo, tuvo la confianza suficiente para escribir su más reciente poema, dándole una pista a su primer amor de quién era.

Tal vez de verdad no era tan malo.

Al fin y al cabo, tal vez llegaría a corresponderle, pero por el momento, seguiría en el margen.

Tampoco quería ir tan rápido.

Por otro lado, el presidente del consejo estudiantil estaba hecho un lío después de descubrir que el que escribía las cartas era realmente un chico.

No estaba asqueado, porque sabía que si había llegado a enamorar a algunos chicos, pero... había algo en su cabeza, que le cuestionaba si debía de seguir buscando al escritor de aquellos poemas de amor.

¿Realmente valía la pena?.

— "K"... ¿De verdad, quién eres?, deja de ocultarte y da la cara —.

Y así fue cuando dejó a las chicas en segundo plano, no... las quitó de su campo de visión, enfocándose ahora en los chicos del instituto.

Poemas al presidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora