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10. Extrañarte.

;iván

Me quería pegar un tiro.

Al lado de la mina que ignoré por dos semanas y algo consecutivas, yendo a comprar en plena lluvia.

Estaba notablemente nerviosa, y cagada de frío.

Jugaba con sus anillos y se tronaba los dedos, repetidas veces miraba para abajo sin agachar por completo la cabeza y empezaba a sacarse la pielcita de los dedos, cosa que ella misma me contó que era un mal hábito.

Jugaba con su pelo mojado a veces, demostrando nerviosismo involuntariamente.

Como yo si venía abrigado abajo, decidí romper el hielo y hacer la mierda que odiaba hacer.

Me saqué el buzo y se lo extendí sin dejar de caminar.

Cómo no notó que se lo estaba dando a ella, se lo extendí un poco más.

—Te estás cagando de frío, toma.

—No pases frío por mi culpa. —dijo seca, lo raro es que ella nunca era seca.

—Agarra el buzo, Lara.

—Pero te vas a- —no la dejé terminar.

—No importa, tomá.

—Falta una cuadra para el mercado nomás.

—Y en esta cuadra no hay techito como la anterior, ponete el buzo si querés que deje de insistir.

Suspiró y asintió, agarró el buzo y se lo puso con cuidado, le quedaba gigante.

—Gracias. —dijo con una muy leve sonrisa de labios.

No respondí y seguimos caminando rumbo al mercado.

Entramos y nos secamos los pies un poco con los cartones que ponen para no ensuciar todo.

Agarró un canasto y nos dirigimos a las zonas de las carnes y esas mierdas.

El mercado lógicamente estaba casi vacio, pero eran de estos que no cerraban ni por huracán.

La morocha pidió lo que buscábamos y seguido de eso lo puso en el canasto.

—¿Querés ir yendo? Yo tengo que comprar más cosas.

—Me quedo con vos.

Empezamos a caminar por los pasillos en lo que ella ponía boludeces en el cosito de plástico.

—Perdón. —me atreví a decir.

Escuché como suspiró y sin apartar la mirada de los estantes, contestó.

—¿Por distanciarte?

—Por eso y por no explicarte nada antes, sé que estuvo mal y... nada, creo que estuve muy mal y no encontraba un momento para explicarte las cosas.

—Está bien. —dijo con un tono normal pero a la vez cortante.

Sabía que no aceptó las disculpas de verdad.

—Hay motivos igual... —intenté calmar el ambiente.

—Ah...

Odiaba verla así, porque sé que ella nunca se enoja ni se molesta, no estaba enojada, estaba apagada.

Suspiré intentando conseguir la manera de arreglar todo mientras ella solo se enfocaba en chequear productos.

if one has to be happy ; spreenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora