Prologo

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Lo primero que pude sentir antes de abrir los ojos fue el olor entre la menta y lavanda. Cuando abrí los ojos una luz cegó mi visión, me tomó unos segundos acostumbrarme a la luz solar ¿Cuánto tiempo estuve durmiendo? 

Me apoyé sobre mi mano para poder sentarme con facilidad, miré a mi alrededor intentando orientarme, pude ver un gran prado de lavanda, un pequeño riachuelo, en lo más alto de la colina una casa de dos pisos de color crema, con un huerto y un pequeño jardín de menta y otras hierbas, a los pies de la colina un pequeño pueblo de unas veinte casas.

-¡Nero, la comida está lista! - Me doy vuelta en dirección a la casa detrás de mí al escuchar la voz de mi madre que se asoma por la entrada -Dile a tu padre que venga a comer.

-De acuerdo- Rodeo la casa hasta llegar a un pequeño almacén que mi padre usa de taller de carpintería, asomo mi cabeza por la ventana observando a un hombre con cola, unas cuantas escamas verdosas y amarillas, es mi papá.

-Mamá dice que está listo el almuerzo... ¿Qué haces?

-Hija mía, estoy terminando la cuna para la nueva lagartija que ansía salir del cascarón.

-Ya veo- Cuando pude ver claramente después de mi nacimiento lloré a cántaros por pensar que mi padre y madre iban a comerme, nunca antes había visto a personas lagarto. Al inicio pensaba que estaba soñando y que en cualquier momento volvería a ser Dai; conforme fui creciendo me di cuenta de que había muerto y renací como Nero en este mundo donde existe la magia, criaturas sobrenaturales y bestias, yo soy una de tantas bestias, mi raza es conocida como Reptiloide o Draconianos... Aunque en términos modernos somos como una especie de furros lagartija, capaces de transformar su cuerpo en humanos y volver a la forma primal que sería una lagartija enorme.

-Ok, vamos con tu madre, en otro momento termino por completo la cuna, no quiero que tú madre nos llame la atención por demorarnos- Vuelvo a la entrada de casa con mi padre por el mismo camino que recorrí antes.

En estos momentos me agrada tener los recuerdos de mi vida pasada, me ayuda a apreciar a mis nuevos padres de esta vida y sus sacrificios, ellos se vinieron a esta colina para criarme en un ambiente tranquilo fuera de los prejuicios del pueblo y de su miedo hacia mí. En cambio, los padres de mi otra vida solo eran agradables conmigo por ser la única hija que se encargaría de mantener vivo el apellido al ser una mujer fértil. Estos padres de ahora son comprensivos, amorosos, no te presionan a hacer cosas que te disgustan. Unos padres soñados.

-Mmh~ huele delicioso querida- Papá abraza a mamá por la espalda, comienza a darle besos juguetones en el cuello.

- ¡Hey! Nero está viéndonos, tranquilízate- Mamá le da pequeños pellizcos en el ante brazo de papá... Demasiado cursis para mí, yo solo desvío la mirada a la mesa.

-Pero Esmeralda, nuestra Nero en menos de una semana será una adulta conocerá el amor, será como nosotros.

-No seas tonto, Nero es una muchacha decente, no como tú- Mamá pone tres platos en la mesa de madera -Tengan sus platos.

=Gracias- digo al unisonó con mi padre.

-Hija ¿Qué te gustaría comer el día de tu cumpleaños?

-Me gustaría papa rellena.

-Escoge otra cosa, vas a cumplir dieciséis serás una adulta, elige algo nuevo. Ese platillo lo pides desde los cinco años.

-Me gusta como haces la papa rellena.

-Pequeña granuja, sabes cómo adular a tu madre.

Aunque no es solo eso, la papa rellena es uno de los pocos alimentos que no me da asco ver, ya que los otros tienen unos cuantos insectos como parte de la comida; he pasado mucho tiempo en este mundo, pero la dieta de nuestra especie aun no la soporto.

-Es solo que papá cocina fatal a diferencia de ti.

-Pff~ tienes razón, tu padre no cocina nada bien- Mamá y yo nos seguimos riendo de la cocina de papá durante todo el almuerzo.

Nunca antes me había sentido tan cómoda a la hora de almuerzo.

Nero y el laberinto celesteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora