ONE

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𝓑𝓸𝓷 𝓪𝓹𝓹𝓮𝓽𝓲𝓽

Aburrido. Así es como se sentía, probablemente porque odiaba los museos, para Kim Hongjoong no eran más que historia antigua y bla bla bla, nunca hacia ni el más mínimo intento por prestarles atención a los guías.

La noche mejoró cuando su esposa lo llevo a un restaurante lujoso. Tenía meses desde que su relación había decaído ya que ambos no tenían tiempo a causa de sus trabajos, ella decía que lo que faltaba a su matrimonio eran niños, él decía que no era necesario. Así que su esposa hizo que ambos hicieran un espacio en sus agendas y planearan todo un día solo para ellos.

Hojeaba la carta del menú sin saber que pedir ya que la mayoría de la comida no era más que una miseria en el plato, ¡Agh! Vaya que los ricos mal gastaban su dinero. Pensó. Estaba por pedir cuando un joven de rasgos finos y cuerpo delgado se acerco a su mesa presentándose como Park Seonghwa su mesero que los atenderla al igual que les explicaba los platillos más cotizados del restaurante.

— ...es la especialidad de la noche — finalizó, Hongjoong no escucho lo que el chico había dicho ya que no paraba de mirar aquellas estrechas caderas que el pelinegro tenia, y ni hablar de lo bien que ese pantalón marcaba su buen trasero cuando dio media vuelta y se marcho de nuevo a la cocina. Mordió su labio inferior sin apartar ni un segundo la vista de aquel hombre.

No era extraño para él fijarse en hombres, ya era muy conocido por la mayoría de sus amistades que él era bisexual tirando más a los hombres que mujeres. Su matrimonio con su esposa era más por dinero y un buen puesto de trabajo que por amor. Su padre le obligo a casarse con la hija de uno de los ejecutivos más respetados de Corea. No negaba que al principio le había parecido linda y que en algún momento sintió algo por ella, pero poco tiempo después perdió el interés ya que no era lo que él esperaba. Su boda fue tan sencilla que no duro más de tres horas, la luna de miel había sido de tan solo dos días puesto que no podían darse el lujo de faltar tanto tiempo al trabajo.

Salió de su trance cuando una mano se movía de lado a lado frente a sus ojos.

— Tierra llamando a Hongjoong — habló la chica — ¿Estas si quiera poniendo atención a lo que estoy diciendo?

— Lo siento, recordé que deje unos pendientes sin terminar en el trabajo — se excuso.

— Ves, a eso me refiero, no podemos pasar un segundo juntos sin que terminemos hablando de trabajo, necesitamos olvidarnos de todo lo que no sea nosotros por un momento y solo disfrutar ¿Puedes? — posa su mano arriba de la de su esposo para luego acariciarla con sus dedo pulgar. Este asiente y sonríe levemente para que la mujer a su frente dejara el tema a un lado — Te decía que ordene filete para ambos, se lo mucho que amas la carne — sonríe — quiero que mi esposo tenga energías para esta noche, compre un lindo traje que quisiera estrenar contigo — guiña juguetonamente.

Suspira. Habían días en la que su esposa compraba ropa provocativa, según ella "avivaria la pasión" entre ellos, algo que nunca funcionaba dado que al día siguiente amanecían igual que cualquier otro día. Tomo un trago de su copa y sin decir algo sobre lo que su esposa había dicho la miro a los ojos — Debo ir al baño, en seguida regreso — se suelta del agarre de sus esposa y camino a toda prisa a su destino.

Abrió la puerta y noto que aquel chico estaba allí, lo había visto salir de la cocina y luego venirse a los baños, pero antes que este entrara observo hacia su mesa guiñandole un ojo, lavaba su rostro, miro a su alrededor para sersciorarse que nadie estuviese allí más que solo ellos dos. Hongjoong cerró la puerta con seguro, Seonghwa lo vio de reojo y sonrió, pues su plan iba justo como esperaba, meneo sus caderas sin disimulo provocando al chico de mullet quien creía, no apartaba la mirada de él. Seonghwa se levanto de sus posición luego de sentir un breve arrimon que el hombre le había hecho, el alto volteo hasta quedar frente a frente con el hombre y besarlo desenfrenadamente antes que este pudiera formular una palabra. Hongjoong no puso resistencia ante el beso, es más, tomo de la cintura al mesero y lo acerco más a él, ambos tan sumidos en sus mundo que se olvidaron por completo que uno aún tenia trabajo por hacer y el otro una esposa que lo esperaba afuera. Todos eso se fueron al caño cuando el alto bajo su mano hasta su entrepierna frotándolo contra ella sacandole un gemido ahogado sobre los labios del otro.

ʜᴏɴɢʜᴡᴀ - ᴏɴᴇ ꜱʜᴏᴛꜱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora