Reencuentro textual.

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¡Hey! Mi nombre es Laila, tengo 17 años de edad... Aunque podría decirse que son 18, porque los cumplo en cuestión de menos de un mes... No entiendo, en qué momento llegaron y se fueron tan de prisa los tan anhelados 15, primaveras o como prefieran llamarle y aquí me encuentro con 18.
(Prosigo presentandome para no romper con el protocolo) soy nativa de Higüey y quién diría que alguien como que a penas frecuentaba la ciudad, actualmente se encontraría aquí viviendo en Botón a km/h de su nación.
Whatever... Olvidemos los pormenores tan aburridos y tradicionales, tengo una vida demasiado aburrido, sin un ápice de novedad, la misma rutina: ir de la secu (secundaria y high school es prácticamente lo mismo) y viceversa.
Al llegar a la casa enciendo el ordenador y busco el top ranking de las películas del 2015. Estoy exhausta, ni quiero cenar, hoy estuvimos haciendo gimnasia rítmica.
Son las 23:45 p.m. Y justo cuando estoy a punto de ir a la cama y entregar por completo a las largas horas de sueño... En las cada noche se el mismo sueño una y otra vez: estoy aparcando mi Mini Cooper en el parqueo de la universidad cuando de pronto unos desconocidos me acorralan por la espalda y ante semejante susto no puedo esquivar el impulso de chillar, quedando al ridículo frente a los demás que se supondría serían mis classmates... ¡Uff, tremendo embrollo! ¡Que horror! Pero creo que eso es producto de mi nerviosismo de qué pasará cuando entre... ¿Cómo será mi bienvenida? ¿Me acogerán como una de ellos? ¿Me rechazarán y harán la vida de cuadritos?
Suficiente... Falta tiempo para eso.

Minutos más tarde vibra mi móvil... Con poco entusiasmo corro hacia la mesita de noche, porque creo que es un whatsapp de mi madre que como de costumbre me textea para que apague las luces y me rinda los brazos de morder...
Al quitar el patrón de la pantalla entro a la aplicación y veo que no es mi mamá, es un mensaje de mi examor platónico, Diego, mi DieCorazón negro grueso... (ay Laila por Dios santo no seas tan paranoica)

Diego: que hermosa esa pelirroja... Me sonrojo *Mono que no ve*, gracias a Dios que A fin de cuentas los smartphones no son del todo inteligentes para dejarme en evidencia.
Supongo que dijo eso por mi profile picture, ya que teníamos 6 meses sin hablar (no se lo especificaré para que en su cabecita no surja la idea de que estoy necesitada de que nos contactemos)

Aunque se supone que no siento nada en lo absoluto, ni siquiera rencor (es una larga historia y no hay que entrar en detalles) no puedo evitar sentir que el estómago me arda, así como cuando tomas una bebido muy fuerte sin nada que le acompañe como cranberry Juice o jugo de naranja, que mayormente se les echa unas dosis para que el hígado no se vea tan afectado (es absurdo, lo sigue haciendo) y también se me erizó la piel, pero que pavadas estas...

Ja ja ja, cualquier persona que me escuche hablar así pensaría que soy una experta con el alcohol, pero se pueden contar las veces que he tomado.

Memorias de una exreclusa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora