El árbol torcido

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El parque de Fontibon era el lugar de encuentro de muchos después de un día ajetreado, pero para Beth, era su santuario. El sonido de niños jugando, el murmullo de conversaciones distantes y el suave canto de los pájaros creaban una sinfonía que calmaba su espíritu. Mientras caminaba por el parque, sus ojos buscaban instintivamente aquel rincón especial.

Allí, erguido y majestuoso a pesar de su apariencia, se encontraba su árbol: un tronco retorcido y lleno de nudos que, en lugar de caer, se alzaba firme y desafiante hacia el cielo. Las hojas verdes brillaban con el tenue resplandor del atardecer, y el tronco retorcido, parecía contar una historia de tristeza y depresión. Beth solía imaginar que cada nudo y giro del tronco representaba el dolor del árbol, un árbol que luchaba por sobrevivir, pero que a pesar de su lucha, seguia muriendo.

Luego de detallar el arbol como de costumbre, con lágrimas en sus ojos, dejo su maleta a un lado, se sentó a los pies del árbol, apoyando su espalda contra la corteza rugosa. Cerró los ojos para olvidar aquella golpiza que le había propiciado dias antes su abuela, y dejó que su mente vagara.

Sin darse cuenta, el cansancio acumulado de su vida la llevó a un sueño profundo. En su mente, el bosque de Fontibon se transformó. Los árboles, antes altos y rectos, ahora se retorcían y enroscaban como el árbol bajo el cual se encontraba. Una niebla espesa cubría el suelo, y el silencio era casi ensordecedor. Pero no estaba sola.

De entre la niebla surgieron figuras etéreas, entidades luminosas que comenzaron a danzar alrededor de ella. Algunas la acariciaban con dedos fríos, mientras otras parecían juzgarla con miradas penetrantes. Beth, paralizada por el temor y la maravilla, no podía moverse. Sentía que estaba atrapada en un sueño del que no podía despertar.

En la distancia, escuchó una risa siniestra. Al mirar hacia arriba, vio la figura de su abuela, pero no era como la recordaba. Sus ojos brillaban con una luz malévola y su boca se torcía en una sonrisa grotesca. La abuela comenzó a acercarse, sus pasos eran lentos y deliberados, pero cada vez se hacían más rápidos y amenazantes. Beth intentó correr, pero cada vez que lo hacía, los setos se cerraban a su alrededor, atrapándola en un laberinto sin salida.

A medida que la abuela se acercaba, la risa se volvía más fuerte y retumbante. Beth podía sentir su aliento frío en su nuca. Se giró para enfrentarla, pero en lugar de ver a su abuela, se encontró con una criatura grotesca con garras afiladas y ojos vacíos. Beth gritó, pero ningún sonido salió de su boca. La criatura levantó sus garras, listas para atacar, rasgando un trazo de su uniforme, pero en ese momento, un rayo de luz apareció, iluminando el laberinto y haciendo retroceder a la criatura.

Beth corrió hacia la luz, sintiendo que sus piernas eran más ligeras y que finalmente podía moverse. A medida que se acercaba, la luz se volvía más brillante y cálida, y la risa siniestra de la abuela se desvanecía en la distancia. Justo cuando Beth pensó que estaba a salvo, una mano fría y huesuda la agarró del tobillo, arrastrándola de nuevo hacia la oscuridad. Luchó con todas sus fuerzas, pero la mano era implacable arrastrando a la joven a través del laberinto oscuro, golpeandole contra las raices de los arboles, llevándola más y más profundo en ese terreno retorcido.

A medida que avanzaban, el paisaje comenzó a cambiar. Las paredes del laberinto, que antes estaban formadas por setos, ahora eran de piedra negra y húmeda. Los árboles torcidos se alzaban altos, sus ramas desnudas se agitaban como dedos esqueléticos, intentando atraparla. En la oscuridad, Beth pudo distinguir figuras que se movían rápidamente a su alrededor. Seres grotescos, con cuerpos desfigurados y rostros desprovistos de humanidad, la sangre corria por sus manos, la observaban con ojos hambrientos. Susurros llenaban el aire, voces que parecían venir de todas partes y ninguna a la vez. Palabras ininteligibles, siseos y risas bajas retumbaban en sus oídos.

¿Por Qué No Me Amas?Where stories live. Discover now