Capitulo 27

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"Jack cuatro años atrás"

Me gustaba estar con Camila, independientemente de mis sentimientos por ella, que cada día se hacen más fuertes se veía hermosa, con su embarazo aunque a veces ella no se sentía así

-Estoy gorda

-Si porque estás embarazada, por eso

-Parezco ballena aquí encallada me ayudas a levantarme por favor

-Claro vamos te ayudo

-Gracias espero no estar tan pesada

Me puse detrás de Camila y la ayude a levantarse, mientras ella acariciaba su vientre

-Jack mira siente, siente

De pronto ya había tomado mi mano y la había puesto sobre su vientre hasta que sentí unas pequeñas pataditas, ella me había dicho que ya pateaba, pero sentirlo fue algo que nisiquiera podía explicar

-Wow es sumamente hermoso Camí

-Si ya pronto lo voy a conocer -emocionada

-Ya pensaste el nombre

-Si se llamara Mattew, tú qué opinas

-Es hermoso será perfecto no te preocupes

En un principio quiso esperar a que naciera, para saber si era niño o niña pero un error y su curiosidad pudo más

-Bueno entonces Mattew por favor pórtate bien, tu mami está algo cansada, que seas grande y fuerte si es un trabajo pesado -con mi mano aún en su vientre

De pronto sentí que volvió a moverse mientras Camila me sonreía, verla feliz me hacía feliz a mi también

-Creo que le gusta tu voz

-Si eso parece lo voy a consentir mucho ya verás

-Mas

-Si más será muy lindo como voy a poder negarle algo

-Lo harás un malcriado

-Los haré querida Cami, hay que ser parejos

-Jajaja está bien si no hay remedio

-Te parece su salimos a comprar todas las cosas que faltan

-Ok entonces vamos -jalandolo de la mano

Las pequeñas sonrisas que me daba, las miradas que me dirigía incluso cunado se molestaba, me hacían amarla cada vez más

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Camila estaba sentada comiendo un gran helado de varios sabores, pensaría que es demasiada azúcar pero no pude negarselos

-Un poco más despacio Camí, o te dolerá la cabeza

-Si eso pasa te golpeo por echarme la sal

-Ok me parece justo

La mesera se nos acercó para traer los postres que llevaríamos a casa y la cuenta con una gran sonrisa

-Algo más en lo que pueda ayudarle

-Nada más -en tono serio

Camila tenía en ceño fruncido estaba molesta y no se esforzaba en ocultarlo, incluso esos pequeños enojos me hacían perder la cabeza me hacían pensar cosas, que tal vez jamás iban a pasar

-Yo si necesito algo, que dejes de mirar a mi esposo como si yo no estuviera aquí

Juro que si hubiera estado bebiendo algo, me hubiera ahogado con semejante declaración, la mesera luce pálida y avergonzada, así que desaparecer de inmediato después de un par de minutos Camila se pone de pie y yo me acerco a ella para ayudarla mientras tomo las bolsas y dejo la propina, me toma del brazo y empezamos a caminar a la salida, mientras ella le dirige una mirada a la mesera que nos atendía

Nuestros votos de odio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora