Capitulo 32

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"Camila"

Mañana era la partida final reina contra reina pero no era contra la mujer que robó a mi prometido, ni contra el hombre que me rompió el corazón sino contra la mujer que siempre me vio con odio por el simple hecho de ser la hija de la amante de su esposo como si fuera mi culpa

La mujer que nunca tuvo piedad de mi, y que aún después de verme destruida intento matarme y muy posiblemente a mi hijo

"Tres años atrás"

-Hubieras aceptado la silla de ruedas Camila

-Relajare un poco Jack, acabo de tener un hijo, no me rompió los huesos, aunque debo admitir que si te vez muy sexi de padre soltero

Y no lo decía en broma, era bastante lindo ver a Jack cargar a Mattew con mucho amor

-Debi haber ido por el auto

-No está tan lejos pero si quieres puedes ir por el

-Ok no te muevas de aquí, voy y regreso te dejo a Mattew o me lo llevo

-No llévatelo contigo

Había sentido algo raro, tal vez estaba nerviosa o asustada pero no fue eso, algo en el aire me dijo que las cosas iban mal cuado ví un auto acercarse a mi y lo siguiente que sentí fue un golpe muy fuerte lo acepte, ella me mataría si le daba la oportunidad

Después de ese día me prometí que nunca más dejaría que nadie intentara matarme, también pensaba en lo que pudo haber pasado si Jack no se hubiera llevado a Mattew ahora estaría muerto y de cierta forma odiaba a la mujer que un día ví como mi madre

Ella era la marionetista que uso a su propia hija sin importarle el daño que ese hombre lleno de venganza y odio podía hacerle solo porque su esposo la dejaría sin nada

No podía evitar recordarla al ver el tablero de ajedrez, moví cada una de mis piezas y la acorrale haciendo lo que ella hizo con ellos dos usandolos para llegar a ella

Su única salida era matarme para que su hija se quedará con todo y como garantía el hijo que ella justo ahora llevaba en el vientre

-Camila que pasa no has dicho nada

-Solo pensaba un poco en lo de mañana

-No voy a dejar que te lastimen

-No habrá forma de evitarlo si es lo que tiene que pasar, soy un monstruo Jack aún me parece increíble que me ames

-Yo también lo soy, lo recuerdas

-Lo recuerdo

Mi maldito miedo no me dejaba decirle que lo amaba y el miedo que rondaba mi cabeza parecía querer torturarme como las horas, los minutos pero que
pasaban tan lento que interiormente lo agradecía, mañana era el veredicto y estaba asustada, nerviosa demasiado confundida para ponerle un nombre al nudo de emociones que sentía

Rogaba al cielo para que Steven no hiciera nada estúpido pero era como pedirle que no respirara, solo necesito un par de días más, después tal vez la sabiduría lo iluminariá porque en milagros no creía si se trataba de el

Jack se sentó enfrente del tablero de ajedrez y movió una pieza mientras me brindaba una pequeña sonrisa

Esa era una de las razones por las que lo había elegido siempre trataba de levantarme el ánimo, incluso en los peores momentos

-Tal vez ya me superaste como maestro

-Puede ser pero me sorprendió que me invitarás a tu fortaleza de la soledad -quitando una pieza

Nuestros votos de odio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora