Cantares Estelares: Melodían entre Sombras

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En el tejido del cosmos, donde las estrellas susurran secretos antiguos, Jūn Xiān, un ser de luz y poder, se erguía como vigilante del paso. Su esencia brillaba con la majestuosidad de los Custodios del Aether, aunque ocultaba su verdadero ser entre las sombras de la mortalidad. En su corazón, un amor profundo anidaba, aunque aún no había conocido a la mujer que lo conectaría con su destino.

Una noche, mientras los cosmos danzaban en un baile celestial, Jūn Xiān se encontraba sentado en un árbol ancestral. Desde su refugio, vislumbró a una doncella que danzaba bajo la luz de la luna; aunque su rostro estaba velado, su gracia y elegancia dejaron una huella indeleble en su corazón. Esa mujer era Méi Biǎn, cuya belleza reflejaba la esencia de las flores de ciruelo que florecen en los campos de su hogar.

Días después, un ave celestial llegó volando hasta el vigilante del paso, portando un pergamino dorado que contenía una invitación a una gran celebración. Era un evento organizado por los Custodios del Aether para unir a todas las sectas y poderosos líderes de la Corte Tianguang. Jūn Xiān, a pesar de su naturaleza reservada, supo que debía asistir. La conexión con Méi Biǎn lo guiaba, y el destino parecía entrelazarse a través de los hilos del tiempo.

En la noche del evento, la luz dorada brillaba sobre la corte, creando un ambiente de expectación. Jūn Xiān, vestido con ropajes que destellaban como estrellas, se movía entre los asistentes, pero su mirada siempre buscaba a Méi Biǎn. Cuando sus ojos finalmente se encontraron, el mundo se desvaneció, y solo existieron ellos dos. Los Custodios del Aether presentes, seres omnipotentes disfrazados de mortales, miraban con curiosidad la conexión que emergía entre los dos jóvenes.

En medio de la celebración, un mayordomo anciano se acercó a Jūn Xiān, su porte era dignificado, y su mirada atenta.

—Mi joven maestro —dijo el mayordomo, inclinando ligeramente la cabeza—, los Custodios del Aether han notado su presencia. Sienten que hay algo especial entre ustedes.

Jūn Xiān asintió, un destello de preocupación cruzando su rostro.

—Debo tener cuidado, mi amigo. Lo que siento por Méi Biǎn podría ponerla en peligro.

El mayordomo, con un brillo de sabiduría en sus ojos, respondió:

—El amor verdadero es un lazo poderoso, pero también puede atraer sombras. Asegúrate de proteger lo que más valoras.

Sin embargo, el amor de Jūn Xiān no solo era motivo de alegría; era un lazo peligroso, pues su verdadero poder era un secreto que podría poner en riesgo la vida de Méi Biǎn. Un día, mientras se encontraban a solas en un jardín iluminado por la luna, ella, con el corazón en la mano, le preguntó:

—¿Por qué ocultas tu verdadero ser? ¿Qué secretos escondes tras esa mirada que tanto me atrae?

Jūn Xiān, sintiendo la intensidad de su amor y su preocupación, tomó un respiro profundo. La decisión de revelarle su identidad y su conexión con los Custodios del Aether de la Corte Tianguang se volvió inevitable. Con un susurro suave como el viento, comenzó a narrarle su historia:

—Soy un vigilante del paso entre mundos, un ser de luz nacido para proteger lo que es justo. Pero en mi corazón, la carga es mayor, pues temo que mi poder te haga daño.

Méi Biǎn, a pesar de la revelación, se acercó a él con determinación.

—Tu poder es una parte de ti, y no te define. El amor que compartimos puede superar cualquier sombra.

Mientras las palabras flotaban en el aire, el eco de un antiguo destino se hacía presente. La revelación de Jūn Xiān no solo era un paso hacia la verdad; era el inicio de una travesía que los llevaría a descubrir la herencia de Méi Biǎn, su conexión con el padre regente que había enfrentado la catástrofe en su galaxia. En un momento de revelación, ella comprendió que la batalla entre el bien y el mal no solo era externa, sino que también corría por sus venas.

—Mi padre fue uno de los sobrevivientes —dijo Méi Biǎn, los ojos llenos de lágrimas—. Él luchó para proteger a los suyos, y ahora me doy cuenta de que su destino se entrelaza con el tuyo.

Ambos se miraron, un entendimiento profundo floreciendo entre ellos. El amor y el sacrificio eran hilos que los unían, tejían su historia con la promesa de enfrentar la adversidad juntos. Pero en el horizonte, la sombra de la tragedia se alzaba, y el eco de antiguos enemigos resonaba, preparando el escenario para la batalla que estaba por venir.

Con el tiempo, la conexión entre Jūn Xiān y Méi Biǎn se volvía más fuerte, y sus corazones latían al unísono en una danza de amor y valentía. Pero como una tormenta en ciernes, el eco de su destino se alzaba en el horizonte, oscureciendo los cielos de la Corte Tianguang. Las sombras de antiguos juramentos y heridas no cicatrizadas comenzaban a emerger, y entre las estrellas, el universo parecía contener la respiración. Jūn Xiān sabía que el amor que los unía también traería consigo pruebas que pondrían a ambos al límite de su fuerza y lealtad.

Melodía EstelarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora