beso

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Debían ser pasado las 8 de la noche, James y Aiden tenían reservada una cena íntima en la terraza del Hotel más concurrido de New York.

El Moreno había echo la reserva especialmente por la vista, pues, tenía en cuenta que su novio adoraba las cosas del tipo poéticas y artísticas; lo había notado desde que le enseñó esa película romántica una vez en la cabaña del reality.

Aiden por su parte, lo único que sabía era que iban a salir a comer, algo que agradecía pues el viaje lo tenía más que hambriento. A pesar de solo ser eso, salir a comer, James le pidió que se vistiera semi-formal; esto le hizo sospechar un poco de a donde le llevaría. Y sus sospechas no eran equivocas, James había llamado anticipadamente para que personal del hotel colocara un par de arreglos en su mesa.

El moreno estaba impaciente, por decir lo menos, mientras esperaba a que su pareja saliera del baño, pues a diferencia de él, Aiden se tomaba mucho más tiempo en el baño, y eso que James era el de cabello cuyos pasos de tratamiento llevaban enumeración y letra.

Cuando James al fin salió de su burbuja de pensamiento, notó que su novio estaba tardando más de lo normal, trató de tranquilizarse a si mismo pensando que seguramente quería verse bien con su ropa formal, pero poco a poco su ansiedad crecía, no podía evitar preocuparse. Algunos dirán que James solo estaba sobre-pensando las cosas, Aiden estaba bien, no pasaba nada.

Vaya mentira, Aiden podría no estar muerto o en peligro dentro del baño, pero si estaba pasando el peor momento de su vida. Hace bastante que Aiden cuida su piel de imperfecciones debido a que no es bastante resistente, en realidad, desde pequeño los doctores le decían que debía cuidarse bastante, su piel pálida es demasiado frágil por lo que es propensa a quemaduras, irritaciones, manchas, granos o espinillas. El chico de ojos turquesas lo había llevado bien los últimos años y se preocupaba bastante por la condición de su
cutis, hasta ese día, ese maldito día en el que la irritación se adueñó de una sus mejillas. Pero no era un gran problema ¿verdad?, Aiden solo debía colocarse un poco de corrector para disimularlo y todo estaría bien.

Pero ya no le quedaba corrector.

-¡NO PUEDE SER!- gritó Aiden desde el baño, alertando a su novio de inmediato.

James no se lo pensó dos veces y casi derrumbó la puerta para entrar.

-¡¿Qué pasa, estás bien?!- James ni siquiera procesó bien lo que pasaba.

Fue directo hacía Aiden y le tomó del rostro, revisando sus signos vitales o cualquier cosa que le haya sucedido a su novio.

-¡James tranquilo! Estoy bien- el más bajo tomó las manos del moreno y le miró a los ojos para que se calmara.

De pronto apartó el rostro de él, no quería que viera su mejilla pues le parecía vergonzoso. James notó esto enseguida y le obligó a mirarle, preguntándole a su novio que sucedía; ahora ambas mejillas de Aiden estaban aún más rojas, esta vez de la vergüenza.

- mi cara...- respondió acomodándose un mechón de ese cabello bicolor.

James apenas comprendió a que se refería, no pudo evitar sonreír, la verdad es que le resultaba tierno. Por lo que decidió plantar un beso en la mejilla de Aiden, demostrándole que no le importaba.

-No te preocupes, además, ya he visto como luces sin haber dormido 2 días, nada puede sorprenderme ahora- bromeó el más alto para aligerar el ambiente.

-jajaja eres un tonto- replicó Aiden, empujando suavemente a James.

En ese momento volvió a mirarse al espejo, su sonrisa vaciló un momento, pero no desapareció.

Luego de terminar se arreglarse, ambos salieron de la habitación, Aiden seguía sin tener idea a donde iban. Él estuvo apunto de oprimir el primer piso en el ascensor, cuando James lo detuvo y presionó 6 pisos más arriba. Este noto la mirada intrigada de su novio, pero el de septum solo le sonrió inocentemente, como un niño que le escondía una sorpresa a su madre.

Estaban apunto de llegar, sin embargo cuando el ascensor abrió, James le tapó los ojos a Aiden de manera desprevenida.

-Quiero que veas lo que nos prepararon cuando estemos ahí, así será más especial- No podía evitar soltar una pequeña risa, estaba emocionado.

-Está bien... Pero no me dejes tropezar eh!-

James llevó a Aiden hasta la recepción del restaurante, este se encontró con la garzona que les estaba esperando, ella sonrió al verlos y los guió a su mesa.
El e-boy alcanzó a oír a la chica, tapando su mejilla con su mano em reflejo; el moreno al notar esto, tomó las manos de Aiden y las usó para que él mismo tapara sus ojos.

Cuando ya estaban frente a su mesa, James estaba realmente impresionado, pues a pesar de no ser el hotel más lujoso de New York, el personal se tomó muy en serio su trabajo, hasta quería dejarle 100 dólares a cada uno como propina.

-bien Aiden... ¿Estás listo?- le preguntó James a su novio, estando a un lado de él para que no se perdiera de la vista.

-claro, estoy ansioso por ver el porqué de tanta sorpre...sa- apenas terminó la frase en un balbuceo al abrir los ojos.

Aiden estuvo silencioso por unos segundos, observando bien cada detalle de lo que estaba presenciando. En primer lugar la mesa que estaba frente a ellos, puesta de manera pulcra y decorada elegantemente, sincronizando perfectamente con la noche iluminada por las luces de la ciudad; el piso estaba decorado con petalos de rosa que formaban un camino hacía la mesa, habían lámparas colgantes sobre ellos y música suave (solo canciones favoritas de Aiden) empezó a sonar cerca de ellos.

- James esto...- su novio se le adelantó, con una sonrisa juvenil en su rostro, le tomó de la mano para que se acercaran a la terraza.

-Se que esta no es la mejor vista de la ciudad, pero puedes ver la parte más bella- contestó James ante el asombro de su chico.

Aiden al fin salir de su trance admiró mejor la vista que tenían, el viento nocturno los abrazaba con sorpresivo calor, no sabía si era debido a las lámparas o el repentino fervor interno que salía de su corazón y se expandía por su cuerpo, no podía creer que James lo haya sorprendido con tal regalo, con tal amor.

- James...- llamó tocando levemente el hombro del más alto.

-¿Si, Aiden?- giró su cabeza para captar esos ojos turquesas que tanto adoraba, llevándose una sorpresa gratificante.

Aiden le rodeó el cuello con sus brazos, dándole un apasionado beso en los labios, que hizo a James tomarle por la cintura y alzarlo levemente para no tambalearse. Era una escena inolvidable, esos amantes en una muestra de amor iluminada por lo cientos de luces brillantes de la ciudad.

Ambos tuvieron que separase por la falta de aire, aún así, Aiden preferiría perder la conciencia solamente para llenar a su novio de amor. James aprovechó a cercanía para admirar mejor los ojos de Aiden, esos orbes de turquesa puro y brillo especial.

Al final el de rizos guío a su novio a la mesa. Si alguno tuviera que describir la cena, dirían que fue de película. Charlaron y se rieron bastante, disfrutaron la comida y la música, pero sobre todo disfrutaron la presencia del otro.

Cuando terminó la noche y volvieron a su habitación, Aiden volvió a besar a James en marco de la puerta, dándole una muestra de amor más antes de entrar.

 -Jaiden One Shots +18- CDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora