Segundo Ataque

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Dramas y un capitulo entero de flashback, están avisados porque si es la misma historia.

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"Por favor, si pudieras venir...Me harías un favor"

Las letras de Zenitsu siguen revoloteando en su mente mientras sube por la cumbre desprovista de vida, es otoño después de todo.

Nezuko y Kanao insistieron que no saliera, hasta Inosuke se quejó diciendo que era otra exageración del rubio llorón, pero Tanjiro Kamado sabe leer entre líneas y no solo literalmente. Él sabe que Zenitsu no le escribiría por simple cortesía, de lo contrario, habría mantenido correspondencia con todo el mundo, como Tanjiro hace con aquellos que salvo de los demonios.

Hay algo más, lo sabe, y por eso busca a Zenitsu a partir de la última dirección apuntada en la carta. Sabe que está en buen camino cuando vislumbra a Chuntaro, el gorrión mensajero de su amigo, y apresura el paso sin darse cuenta.

Sobre su cabeza el sol esta hermoso, el día no es muy caluroso, será un día excelente para pasarlo con viejas amistades, lo que acongoja a Zenitsu puede solucionarse con un clima así de apacible.

Chuntaro cae en picada hacia Tanjiro, a la velocidad de un proyectil a punto de consumir toda su energía en un solo vuelo, y es así, como Tanjiro sabe que sus instintos no se equivocaban. Algo anda mal.

Atrapa al gorrión antes que caiga y sin dejarle saludar, Chuntaro le avienta una cantidad demencial de información. Apenas registra los chillidos agudos del pájaro con "veneno", "Zenitsu", "mortal", "dos semanas" antes de largarse a correr a toda velocidad, siguiendo un único olor que conoce de memoria.

Atraviesa la naturaleza dorada, el otoño en su máximo esplendor, pisa las hojas resecas y amarillentas, observa la caída lenta y sufrida de los frutos de árboles, los animales que van y vienen, y siente que el mundo se ha detenido.

Su sangre se le congela en las venas al detenerse frente a un montón de hierba amontonada, los vientos arrastrando las sobras muertas hacia un costado de la cumbre, cayendo en varios sitios que acaban convirtiéndose en pequeñas montañas. En una de ellas, Zenitsu Agatsuma yace recostado, su mirada desafiando al sol a quemarlo, una mano tiesa como piedra sobre su pecho, que subía y bajaba a gran velocidad, no respiraba como indicaba su técnica.

Tanjiro corre hacia él y lo llama por su nombre, angustiado.

— ¡Zenitsu! — vocifera, con la palabra en la boca y sus pies queriendo retroceder, superado por el shock.

Tan pronto lo alcanza, un aroma nítido y muy leve golpea su nariz.

Es el aroma de la muerte, que se cierne sobre Zenitsu como un perfume que se impregna y poco a poco, consume el calor de los poros y penetra la piel.

— Tanjiro, gracias por venir—El joven le dedica una media sonrisa— Realmente te lo agradezco.

— ¿Qué haces aquí? ¡Ven, te llevare a la estancia mariposa!

— Ya es tarde— resopla el rubio, disimulando que no le duele que Tanjiro intente tirar de su brazo derecho, que a estas alturas esta tieso y no puede mover por su propia voluntad— El veneno ha llegado a mis extremidades, si me salvo... ¿Qué me queda? El Pilar del Rayo, sin brazos con los que sostener la espada...

— Puedes usar el otro brazo— contradice Tanjiro, pensando localmente en que hacer— ¡Y tus piernas son muy rápidas! Siempre lo han sido.

— ¿Seré recadero, entonces? — ironiza con sorna, para mirar a Tanjiro con lastima — Todo lo que hice y todo por lo que me esfuerce. Al final, lo que tengo son lo que adquirí de alguien más.

Puede ser (TanZen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora