Alphonse esperó a que todo su equipo pudiera desahogarse para continuar con la reunión; las risas, burlas y bromas empezaron a cesar dejando un ambiente más moderado. Quizás Flamery no estaba al tanto de todas las penurias, escapadas o dificultades que Jesseaux les había hecho pasar a todos sus compañeros; un viento de inseguridad comenzó a soplar en su espalda, ya que el que ahora sería su tutor no auguraba ser la persona ideal para la tarea.
- ¡Ejem! Bueno, aún me queda por agregar una última orden, pues si bien he dicho que el equipo puede retirarse temprano hoy; salvo una excepción, y ese eres tú mi querido colega. Ahora te toca a ti terminar el papeleo de los últimos encuentros lo más rápido posible, y sabes que no soy paciente con tus atrasos. Se los darás a Corantine a penas los tengas listos; ese es mi último anuncio. – El resto del equipo termino celebrando la orden de su superior, por un lado sabían que su exceso de esfuerzo al fin sería recompensado, pero por otra parte; solo Corantine se tomaba esta orden sin mucho entusiasmo, temiendo que su compañero no finalizara correctamente toda la carga de trabajo.
No había incomodidad tras el aire silencioso de Jesseaux al escuchar ambas noticias, sino más bien se veía muy reflexivo y de acuerdo en aceptar dichos cargos, pues no por nada era conocido como el dios de la estabilidad, equilibrio e equidad; y él sabía que ahora era su turno de pagar todas sus malas acciones. Alphonse, percatándose de lo callado que estaba su amigo, lo observa con más atención; siendo la duda la que ahora se posaba sobre su cabeza, e intuyó que algo tramaba, ya que cada vez que él comenzaba a reflexionar tanto, era señal que haría lo que fuera para escapar de sus castigos.
El penitente integrante del grupo decide romper su quietud y dirige su atención hacía Corantine, a quien amablemente le pide que le entregue toda la información conocida hasta ahora de Flamery; así como el permiso de evaluación que había conseguido. Al recibir los papeles, increíblemente aparece otro segmento que Corantine no había previsto, en señal que solamente la persona que asumiría el cargo de tutor podría ser capaz de leerlo. Jesseaux lee con total tranquilidad toda la información escrita; asintiendo con la cabeza cada vez que terminaba una hoja; entendiendo su rol de ahora en adelante. Al terminar, se prepara para que sus compañeros lo escuchen:
- Corantiene ¡Qué bueno que no has podido leer el segundo papel reservado para mí! Pues ahora sólo yo sé que puedo hacer. – Jesseaux no era una persona vengativa ni mucho menos rencorosa, solo buscaba evadir sus tareas y al haber leído los documentos, encontró una pequeña escapatoria, como siempre acostumbraba hacer. – Aquí me dice que debo hacer una serie de pruebas para ella que pueden tomar mucho tiempo. Haré las principales inmediatamente antes que acabe el día y con la autorización de nuestro líder, también me iré temprano.
Todo el mundo quedó conmocionado ante la exclamación de su compañero, no solo porque comenzaba a asumir responsabilidades, más bien lo más intrigante fue sobre las pruebas; normalmente se requiere hacer una serie de solicitudes obligatorias antes de realizar tales ensayos. No había nadie en la sala que no hubiese pasado por el mismo proceso para entrar en la agencia, conociendo en parte de que se trataban; y lo ilógico para todos era que él las haría inmediatamente y sin tanta preparación, sembrando la duda y controversia en las miradas de sus colegas. Atendiendo la intriga de sus compañeros, Jesseaux explicó que; dado su rango y sin muchas restricciones, podía llevarlas a cabo mientras fuera un lugar apto y sino él podría generar las condiciones; pero a su vez requería de ciertas reglas, tales como: cumplir ciertas normativas de seguridad y la obligación de testigos que corroboraran la legitimidad de los exámenes.
Alphonse, dejaba escapar una mirada acechadora y preguntó que tenía que ver eso con su carga de trabajo, recibiendo sin miramientos una explicación convincente sobre la dificultad de tener que mezclar el tiempo de sus labores y de las pruebas, pues debía dar los primeros resultados a la oficina del dios gamma lo más pronto posible, y que retomaría al día siguiente las tareas que le habían asignado. Si duda una orden superior le era imposible de aplazar, aceptando aun no del todo convencido del método que usaría, y sí había algo que conocía muy bien de su subordinado era su incapacidad de mentirle a él y mucho menos órdenes superiores.
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Nos veremos en el otro cielo
Science FictionTras el asesinato de todos lo dioses de un mundo moribundo de las manos de un Señor Demonio nace Flamery, la diosa de la llama inicial. Lo que nadie sabia seria que aquel mundo estaba siendo vigilado por una agencia desconocida, quienes habían previ...