Sentí que agonizaba, no sabía que hacer más que en la cama quedarme acostada. Me perturba la realidad, te has ido aunque me juraste toda tu lealtad. Todo este dolor me abruma y mis manos son temblorosas al escribir lo que pienso mientras mis lágrimas desgastan la tinta de la pluma. Te esperé por tanto y al fin llegaste, hubieras venido sólo para regresarme mi corazón en mil pedacitos y mis mil y una lágrimas que te llevaste.
Tus palabras me destrozaron y mi voz entrecortada quiso decir la misma jodida mentira: "De igual manera ya no te amaba". Sólo quedaba yo en esta solitaria habitación, mientras mis audífonos repetían durante toda la noche aquella melodía que llamábamos nuestra canción. Tomé el teléfono mientras sentía que me faltaba el aire, te escribí y esperé que por una última vez hicieras que mi corazón de alegría baile.
Anhelo tanto no volver a pensarte ni contigo cruzarte, quiero ser fuerte y en el amor tener la mejor de las suertes, pero claro, son mis profundos deseos, aunque sé que al fondo de mi corazón yo quiero volver a verte. Me cuesta dejar ir algo sabiendo que nunca fue mío, significa que a mí me has dejado el gran desafío.
Tomo mis pastillas para evadir el dolor que has dejado, como si en mi pecho hubieran pinchado miles de astillas. Para no pensar en ti necesito mantenerme ocupado, salir de fiesta, aunque de vez en cuando tomar una siesta.
Me dueles tanto siendo muy joven, pero supongo que seguiré esperando a más personas que mi corazón se roben.
-Nina.