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Una semana después

Luego de que él y Jeongguk durmieron juntos por primera vez, Taehyung deambula por House of cards luciendo un poco perdido; en su defensa, ser cogido por Jeon Jeongguk, hasta olvidar tu nombre, tiende a cambiar la geografía interna de cualquiera. Está preocupado por volver a trazar las fronteras, redefinir dónde termina su vida y comienza la de Jeongguk, dónde están enredados el uno con el otro. Es nuevo y confuso incluso sin tener en cuenta el sexo alucinante.

La verdad es que no han hablado sobre lo que están haciendo. Ya tienen una relación complicada: Jeongguk es su jefe pero también el hombre que lo tiene a sus pies, es su mentor, su amigo y ahora... esto, a lo que no sabe cómo llamar, amantes es demasiado florido, cliché —sabe a caramelo de uva, empalaga—, pero follamigos ni siquiera se acerca a abarcar lo que hay entre ellos. Tal vez debería estar molesto por la ambigüedad del asunto pero no lo está, y aún más extraño, Jeongguk tampoco parece estarlo.

Taehyung casi esperaba que Jeongguk le presentara un acuerdo notariado que abordara todos los detalles pertinentes:

Cada parte acordará que es responsabilidad de ambos proporcionar contacto sexual regular hasta el punto del orgasmo mutuo un mínimo de tres veces por semana. El Sr. Kim puede tener hasta tres trajes de repuesto y cinco artículos esenciales en la residencia del Sr. Jeon, y no se permite más de una corbata delgada en las instalaciones. El incumplimiento de esta estipulación puede resultar en una retención justificada del contacto sexual antes mencionado hasta que se haya rectificado la proporción aceptada de las corbatas.

Pero Jeongguk no redactó ningún acuerdo legal, no estableció fronteras o limitaciones. De hecho parece... relajado, más relajado de lo que ha visto jamás, con una voz suave y ondulantes olas de color que rara vez se transforman en los conocidos picos del estrés.

Al parecer, la nueva alegría de Jeongguk también es perceptible para otras personas: Jimin deduce que se acostaron solo veinte segundos después de verlos en la oficina.

"Oh, gracias a Dios." Habla con más teatralidad de lo que se requiere. "La tensión sexual no resuelta me estaba asfixiando, incluso Namjoon se dio cuenta. Estaba a días de crear una presentación de PowerPoint que describiera todas las razones legales por las que ustedes dos deberían estar obligados a coger, lo que habría reducido seriamente mi tiempo libre, así que gracias por sacar sus cabezas de sus traseros y relevárme de esa tarea. Además, ¿saben que hay un grupo de apuestas en la sala de correo? sobre cuándo ustedes dos, finalmente, harían el choque de espadas."

"No, no lo hay." Responde Jeon, sonriendo con indulgencia a Jimin. Mientras Taehyung está horrorizado al imaginar al señor Lee, de setenta años, haciendo apuestas sobre cuando Jeongguk iba a sodomizarlo. "Todo el mundo sabe que tú controlas las apuestas en House of cards, Park." Continúa. "Lee sabe que no debe meterse en tu negocio."

"Oh, lo sabe." Dice Jimin con fingida seriedad, no está engañando a nadie. Su tono es de felicidad, a su alrededor flotan burbujas azul verdoso que se ven impresionantes junto a su cabello rojo. Taehyung piensa en que debería hablarle de la sinestesia, para poder decirle lo perfectos que son sus colores.

Jimin adopta una mirada cariñosa y burlona. "Aún así..." Levanta una mano para chocar los cinco con su jefe. "permíteme ser el primero en felicitarte por lograr lo que media oficina ha soñado, tocar el culo de Kim Taehyung."

Jeongguk rueda los ojos y entra a su oficina, ignorando el grito de indignación de Jimin cuando lo deja colgado. Por otro lado está Taehyung, sonrojado y todavía tratando de entender la frase lo que media oficina ha soñado, pero cuando Jimin le guiña un ojo y ofrece un choque de celebración, sonríe y corresponde sin dudarlo.

Merlot | KooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora