¿Qué harías si ayudar a un desconocido se convirtiera en tu peor pesadilla?
Park SoHee, una brillante estudiante universitaria de 24 años, está a punto de graduarse con un futuro prometedor. Alegre, amable y siempre dispuesta a tender una mano, incl...
Estaba caminando por la acera de la calle y me detuve en una parada para poder cruzar hacia el otro lado. Cuando el semáforo se puso en verde y se activó el símbolo de que las personas ya podían cruzar, empecé a caminar.
Caminaba hacia una tienda y veía a una ancianita que cargaba unas bolsas que se veían pesadas así que aligero mis pasos para llegar donde ella.
—Esas bolsas se ven pesadas, ¿quiere que le ayude? —pregunté.
—Oh claro jovencita, te lo agradecería mucho —respondió.
Tome las dos bolsas pesadas dejándole a ella la pequeña y camine a su lado.
—¿Hacia dónde se dirige? —pregunte ya que estábamos caminando al menos para mi sin rumbo.
—Ves ese auto rojo de allá —señala con su dedo hacia unas dos cuadras .
—Si, lo veo —respondí —¿Usted conduce aún? —me asombraba que a su edad aún estuviera detrás de un volante de cuatro ruedas. Ella solo se sonrio por mi comentario así que también me sonreí.
—Claro que no , aunque ya quisiera. —dijo sonriente —Mi nieta se fue hacia aquella tienda de carnes, así que quedamos en vernos aquí.
—Ah, entiendo —dije colocando las bolsas dentro del auto cuando ella abrió el baúl ya que le había visto unas llaves anteriormente en sus manos.
—Gracias jovencita, no muchos actualmente ayudan a unos pobres ancianos como nosotros —exclamo tomando mis manos y dando un ligero apretón.
—No es nada, me gusto mucho ayudarla —le dije brindándole una sonrisa genuina —Bien nos vemos y cuídese, también tengo que hacer algunas compras.
Regrese a la tienda donde compraría las cosas. Pague al terminar mis compras y empecé a caminar pero al llegar a una calle que había un callejón, escucho algo pero no hago caso pues pienso que es un gato o algo así pero cuando aquel ruido es mas claro cada vez, con claridad escucho a alguien quejarse.
Me pare y retrocedí, con la poca luz veo a un hombre apoyado en la pared sentado, mal herido pues su ropa estaba llena de sangre.
Se que soy ingenua al ayudar a personas así pero no se miraba mal hombre y mi pensar fue que lo habían asaltado.
—Disculpe ¿esta bien? —le pregunté acercándome un poco cada vez.
Este hombre abrió sus ojos parecían cansados
—Ayu... ayuda... me —decía mientras hacía presión en su abdomen donde seguramente estaban sus heridas y al parecer no se miraban bien. Me inclino a su altura a una cierta distancia prudente.
—Llamaré a una ambulancia —dije rápidamente al ver la sangre brotar de su abdomen y cuando estaba por marcar el detiene mi mano y lo observó confundida.
—No, no los llames —decía con dificultad —Ayudame tu..
—No estoy calificada —le dije pero quería ayudarlo con lo poco que sabía de primeros auxilios pues hace tiempo había tomado un curso de enfermería.
—No... impor.. ta —dijo con dificultad al hablar y casi respirar.
—Esta bien te ayudaré, pero si mis métodos no funcionan te llevaré a un hospital —dije firme.
—Esta.. bien.. —inquirió con dificultad.
Tome su brazo derecho y lo coloque en mi hombro para que se apoyara mientras sostenía su herida con su otra mano mientras lo abrazaba por su cintura. Acomode como pude la bolsa de las compras que por suerte solo era una y nos levantamos para empezar a caminar. Me quejaba mentalmente por no haberme traído el auto pero aún así mi casa no quedaba lejos.
Pasado unos largos minutos para mí habíamos llegado a mi casa.
—Espera aquí —le dije haciendo que se apoyará en la pared y abrí la puerta lo más rápido que pude.
Volví con el hombre para entrar a la casa y sentarlo en el sofá pues pareciera casi desmayado. Corrí al baño por el botiquín de primeros auxilios y regresé a la sala para curarle. Lo ayudé a acostarse y empecé a desinfectar las heridas y curarlas. Escuchaba como se quejaba y más cuando curaba sus heridas externas tocaba lo complicado.
—¿Estas bien? —le pregunté pues no sabía que tanto toleraba el dolor cuando lo miraba cerrar con fuerzas sus ojos.
—S-sii —dijo quejándose un poco —Donde me duele más es en la parte del estómago. —este levantó un poco su camisa y mi cara se puso roja de ver tal monumento. Su perfecto abdomen bien trabajado y su piel tan tersa a simple vista no era de hacerse de la vista gorda. Trague con dificultad y me perdí casi en sus abdominales.
—¡¿Oye!? —escuche su voz alta haciendo salirme de mi viaje astral.
—Perdón ¿qué decías? —tenía vergüenza que me haya descubierto. Escuche como reía levemente pero quejándose y recordé lo que hacía unos momentos.
—Es aquí, ¿cierto? —le dije viendo la gran herida que tenía pues era una cortadura superficial pero herida abierta.
Me preguntaba como es que esa herida pudo causar tanto sangrado. Empiezo aplicando una crema que adormece músculos y la aplique al área, espere unos minutos para que hiciera efecto y empezar a saturar.
—¡Aauuchh, duele! —se quejo e inmediatamente pare asustada.
—Se supone que no debes sentir nada —comente algo alarmada. Pero vi como sonreía y eso me dio a entender que solo bromeaba.
—No hagas eso, realmente pensé que no había hecho efecto la anestesia —dije fingiendo algo de molestia por la broma.
—Lo siento —dijo riendo pero se quejó al instante por el dolor en la herida.
—Por favor, quédate quieto y no hables —le advertí.
Continúe saturando la herida hasta terminar. Guarde las cosas y las puse a un lado y aquí venía la parte incómoda para mi.
—Mmm bueno.. termine así que puedes... —antes de terminar de hablar cortó mis palabras.
—Por favor deja que me quede aquí al menos tres días y así recuperarme bien —suplicaba pues en realidad no sabía nada de él pero me daba lástima que pudiera salir en ese estado, sabiendo que no podría hacer esfuerzo por caminar o moverse.
—Se que en estas condiciones no podrías cuidar de ti mismo, así que... —lo pensé un momento pero no se veía mal persona —Puedes quedarte esta semana y luego te acompaño donde me digas.
—Gracias ...mmm —dijo y casi de inmediato capté lo que quería decir.
—Sohee —le dije con una leve sonrisa —Me llamo Park SoHee.
—Un placer Park SoHee —pronunció mi nombre extendiendo su mano hacia mi —Soy Jeon JungKook —hablo con una sonrisa que por un instante me causó cierta curiosidad.
Hasta el momento no había nada extraño en aquel hombre, pero sin duda era tan ingenua que sin darme cuenta había ayudado a una persona que haría mi mundo no solo de cabeza sino un infierno y caos total.
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