7

7 2 0
                                    

—Entonces la declaración de guerra, — Ghraib comienza con todos sentados a los laterales de la mesa. Wang mirándolo mal desde dónde está y Xiao indiferente. —reúnan a sus mejores soldados y pónganlos en la delantera. ¿Tenemos arqueros? — Ante la pregunta, Ma, el lider de la Nación del Centro, responde que él sí tiene una enorme cantidad de arqueros útiles para la guerra. —De acuerdo. Entonces dependiendo del lugar de batalla sabremos dónde colocarlos. Alice, ¿me dijiste que todas tus soldadas son mujeres?

—Y no han fallado ni una sola vez. Hay tres soldados hombres en mi tropa. Son pocos, pero sumamente efectivos, señor. — Alice informa.

—Bien. Entrenen por favor, alisten sus mentes y prepárense porque una vez haya fecha los llamaré a todos. Les di esposos a cambio de su servicio y ustedes aceptaron aliarse a mí porque no son igual de ignorantes que el gobernante de China. Les agradezco por eso.

Todos asienten. La mujer de Ghraib aparece desde una habitación con una vasija llena de vino. Ella sirve vino en todos los vasos, luego sienta rodillas al lado de Ghraib. Saludando a todos con un meneo de manos hipócrito y falso. Dibuja su usual sonrisa torcida y acaricia el pecho de su marido. Ni sus hijos la quieren, es una mujer despreciable que solo ha prestado atención a las joyas y el dinero, jamás a las criaturas que trajó al mundo. Pero por obvias razones debe disimular, —Sé que hablan de temas importantes, pero ¿cómo estás Wang? Ahora que estás casado.

Wang la mira más que mal. Serio. Ella brincotea las cejas y voltea hacia Yang. —¿Y tu, Yang? — Sisea como una serpiente y ríe como cascabel. —¿Por qué mi pequeño bebé no está aquí?

—Él está enfermo. — Yang oculta la mano que le tiembla. Aún no sabe de la enfermedad por lo que, cree que los nervios le están jugando una mala pasada. Sonríe. —Quería venir, pero no pudo por miedo a contagiar a alguien.

—Ah, ¿de verdad? ¿Es muy grave?

—No, nada de qué preocuparse, puede que sea un resfriado. Pero ya sabe lo exagerado que Xue-yun es, ¿no? Todo para llamar mi atención y convertirme en su médico personal.

—Vaya, jamás pensé que Xue-yun se volvería tan codicioso. Al menos me alegra que esté en buenas manos. Pero en la próxima visita lo quiero ver. — Ghraib habla esta vez, riendo junto a esa joven mujer que tiene como esposa.

—Así será, señor.

Ghraib voltea hacia Wang quién no lo ha dejado de mirar mal en toda la reunión.

La sonrisa de Ghraib disminuye poco a poco y sus cejas se fruncen ligeramente, pero no cede a preguntar. Todavía no. Se vuelve hacia ZiMo y le dice que pasado mañana se mudará al palacio de Alice. Wang suspira aliviado de que su padre no le haya llamado la atención ahora, de lo contrario no se habría contenido. Xiao le toma la mano y le acaricia los dedos con el pulgar. Recibiendo una pequeña pero linda sonrisa de Wang.

Cuando todos se van, Wang se queda con Xiao. Los padres Song esperan afuera como petición de su propio hijo. Ghraib se levanta de la mesa. -Hijo. ¿Qué pasa contigo? Me has estado mirando fijamente durante toda la cena. Por un segundo pensé que saldrían dagas de tus ojos y me apuñalarían. — Intenta ser amable, pero nadie ríe. La joven esposa pone los ojos en blanco y se va. Ese no era su hijo así que no debería importarle. E incluso si compartiera su sangre, ella tampoco habría hecho nada.

—Padre, ¿es cierto que en la época en la que el joven príncipe Song fue secuestrado usted lo vio?

Ghraib mira a Xiao en estado de shock y luego a Wang. Arrepentido. -Sí. — No lo niega ni lo extiende a una mentira, simplemente confiesa.

Wang resopla y mira a todos lados menos a él y lo siguiente que hace es golpear a su padre directamente en la cara. Ghraib cae a centímetros de distancia. «¡Wang! ¡No por favor! » Xiao abraza su brazo violento para calmarlo y Wang lo mira mientras jadea. «CÓMO PUDISTE HABER HECHO ESO. ¿CÓMO PUDISTE? »

✔|𝐌𝐈𝐒 𝐀𝐌𝐀𝐃𝐎𝐒 𝐇𝐈𝐉𝐎𝐒⚜︎ 𝑌𝑖𝑍ℎ𝑎𝑛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora