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Yang regresa a casa y Xue-yun lo recibe nuevamente. —Buenas noches Yang, ¿cómo te fue? ¿Mi padre reaccionó bien...?

—Preguntaron por ti. Quieren verte la próxima vez así que felicidades, no más palizas.

Xue-yun no puede evitar sonreír y susurrar: "Preguntaron por mí..."

Una vez que están en la cama durmiendo y dándose la espalda, Yang comienza a toser. Se sienta de costado para toser con más fuerza. Xue-yun se sienta. —Yang, ¿estás bien?

-¡Cierra la boca! — Tose con más fuerza y luego se acuesta boca arriba jadeando y sudando. Xue-yun le toca la frente y siente que arde como una antorcha. —Oh, por el amor de Dios. Te ayudaré.

-¡No! Simplemente acuéstate.

—¡No lo haré! Necesitas ayuda.

Mientras el joven se retira, el otro pone los ojos en blanco pero no se queja.

°°°

De vuelta en la habitación, Xue-yun le limpia la frente con un paño y lo cuida. Yang parpadea suavemente. Ojeando a su marido. El marido que pese las circunstancias, lo cuida y es tan dulce como un ángel.

-¿Por qué estás haciendo esto? - Él susurra. —He sido malo contigo.

—Eso no importa. Eres mi marido.

—Eres extraño.

Xue-yun se encoge de hombros. —Nada que no me hayan dicho antes.

—¿Y a qué se debe esta enfermedad?

-Es terrible. Comienza con manos temblorosas, fiebre y sarpullido. Lo vi hoy horas antes de que llegaras a casa. Se desconoce su orígen.

—Entonces saliste del palacio...

—Sólo para ayudar.

No dice nada más y lo acepta. No tiene sentido pelear por algo así. —¿No es contagioso? ¿Por qué no llevas nada?

—Porque no me importa si me enfermo contigo.

—Eso sí que es una tontería.

-En efecto.

Ambos ríen un poco. Pero Xue-yun sigue limpiándolo.

•••

Al día siguiente, él también se ocupa de Yang y está contento de hacerlo. A la hora de ducharse, lo baña bien desde fuera de la tina. Incluso le lava el pelo y hasta ahora no se ha enfermado.

Para el tercer día, Yang le dijo que se tomara un descanso, que estaría bien solo. Su condición ese día solo empeoró y un sarpullido se apoderó de su cara y manos con bolas hinchadas más grandes que granos, les dijo a sus sirvientes que cubrieran esas extremidades con vendas y no le dejaran nada más que los ojos y la boca.

•••

No podía desperdiciar un descanso y así, Xue-yun y Hai escaparon. Corrieron a través de un bosque y Hai lo convenció de saltar semi-desnudo por un acantilado. Ambos en boxers blancos. Pero con solo acercar la cabeza y ver la enorme distancia desde el río hasta el acantilado, Xue-yun se estremeció de miedo. Se abrazó a sí mismo y se volvió hacia Hai diciéndole que no era posible. Hai pareció decepcionado, pero sugirió que podían meterse al agua sin saltar.
Sin embargo, Xue-yun había mentido. Riendo, corrió y saltó. Hai gritó su nombre antes de asomar la cabeza y sonreír. Vió cómo el cuerpo tanto de su amante como del rey se hundió en una hermosa salpicada. Brillando como la nieve. En unos segundos el cuerpo borroso surgió jadeando en busca de aire. Él sonrió con su cabello ahora hecho delgados hilos.

✔|𝐌𝐈𝐒 𝐀𝐌𝐀𝐃𝐎𝐒 𝐇𝐈𝐉𝐎𝐒⚜︎ 𝑌𝑖𝑍ℎ𝑎𝑛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora