Los dos Choi ya se encontraban parados al frente de la puerta de sus nuevos vecinos, sin haber tocado el timbre aún.
Solo miraban la puerta, esperando a que se abriera por arte de magia.
—¿Por qué no tocas el timbre?
—¿Yo por qué? Tócalo tú.
—No, hazlo tú.
—Tú estás más cerca, hazlo tú.
—No, tú.
Que sorpresa, los dos hermanos que se suponen que son los más extrovertidos y sociables de aquel tranquilo vecindario tenían miedo de tocar un simple timbre. No era de esperarse de ellos, les gustaba mucho hacer amigos nuevos.
—¡Ush! como sea. Lo haré yo. —dijo el mayor, mirando a Karina con un notable gesto de molestia en el rostro.
🚪
Al otro lado de la puerta, Winter y Soobin se encontraban descansando en aquel enorme sillón de su sala, pues ya habían terminado de arreglar sus pertenencias y no les quedaba más cajas por desempacar (no eran muchas, en realidad) hora solo disfrutaban el silencio que había en su nuevo y acogedor hogar.
Hasta que escucharon aquel timbre sonar seguidamente tres veces, este les hizo sobresaltar.
—Anda tú ¿sí? —dijo Winter, acomodándose nuevamente en el sillón.
Soobin solo asintió sin reprocho, se levantó y caminó hacia la puerta.
Cuando la abrió, se encontró con un chico literalmente paralizado con una torta en las manos y a una chica detrás de este.
"¿Y estos...?"
Soobin le llamó la atención la expresión de ese pelinegro de ojos alargados. Parecía como si hubiera visto a un fantasma, la forma en la que lo miraba ya lo estaba intimidando.
"¿Me veré mal?" —pensó Soobin, aun sin poder decir ni una sola palabra.
Karina ya había entrado en pánico cuando se percató que su hermano no decía ni una sola palabra y solo se le quedaba mirando al aquel chico alto. Ya sentía la incomodidad del vecino por las venas.
"¿A este que le picó?" —pensó la rubia, para después quitarle el postre de las manos de Yeonjun, sacándolo de su trance.
—Disculpa a mi hermano, no sé que le pasa... —Karina se puso al frente de Yeonjun—. Eh, este postre lo hizo nuestra mamá como de bienvenida para ustedes.
Elevó el tres leches con las dos manos, esperando a que su contrario lo agarrara.
—¿En serio? eso es muy amable de su parte. —Soobin agarró el postre e hizo una reverencia—. Muchas gracias por la bienvenida y por el postre, se ve delicioso. —sonrió.
—Disfrútenlo, mi madre hace unos tres leches deliciosos. —la rubia sonrió e hizo una corta reverencia—. Seguro han de estar cansados por la mudanza, por lo que ya nos iremos.
—Muchas gracias nuevamente, tengan una linda tarde. —dijo con una sonrisa, para después cerrar la puerta.
Karina suspiró pesadamente, mientras veía el suelo.
"Ese idiota..." —pensó, refiriéndose a su hermano.
Volteó rápidamente hacia la dirección de Yeonjun, quien estaba detrás de ella.
—Te juro que te voy a-
La menor ya estaba apunto de jalarle las orejas, pero este la detuvo agarrándole la muñeca.
—Karina. —dijo el mayor, aun boquiabierto.
—¿Qué? ¿y qué diablos te pasa? mirabas exactamente así al vecino, con la bocota abierta. Parecías loco.
—El...
—¿El qué, tonto?
—El parecía un ángel.
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serenade
Fiksi PenggemarKarina y Yeonjun, son dos hermanos de 17 y 18 años quienes viven en un vecindario tranquilo y acogedor. Su madre tiene la costumbre de darle la bienvenida a los nuevos vecinos con un rico postre, lo que no se esperaban es que al tocar esa puerta sal...