Christmas Pleasure •| Spruan |•

-------- ≪ °02° ≫ --------

*ੈ✩‧₊˚✧*ੈ✩‧₊˚✧*ੈ✩‧₊˚✧*ੈ✩‧₊˚✧*ੈ✩‧₊˚✧*ੈ✩‧₊˚✧

Arreglé, frente al espejo del hall, mi jersey rojo de lana navideño, apreciando el lindo patrón de copitos de nieve. Sonreí al espejo, con algo de preocupación.

-¿Ya estás preparado? -dijo mamá, apareciendo detrás de mí, besando mi pelo.

- Sí... más o menos... -dije sin ánimo.

-Estás hermoso. -se acercó a mi oído.

Y no te preocupes por el celo. Ya te has tomado los supresores.

-Supongo... que está bien. -sonreí.

-¡Ostras! -gritó mamá, sorprendida.- ¡Casi se me olvida la tarta! - salió corriendo hacia la cocina.

*ੈ✩‧₊˚✧*ੈ✩‧₊˚✧*ੈ✩‧₊˚✧*ੈ✩‧₊˚✧*ੈ✩‧₊˚✧*ੈ✩‧₊˚✧

-¡Sprencito! ¡Qué de tiempo! - dijo mi tía tras abrir la puerta de su gran casa. Tras un par de besos (y un abrazo que casi me deja sin respiración) entramos hacia el salón.

-¿Qué tal habéis estado? -escuché preguntar a mamá.

Las dos comenzaron una conversación que no a acabaría hasta llegar al salón donde la cena tendría lugar.

Como era de esperar, los adultos ya se encontraban con copas semillenas en la mano, mientras que mis primos pequeños andaban armando alboroto por doquier, haciendo de la gran sala un caos.

Tras saludar a todos y cada uno de los familiares que allí se encontraban, la cena no tardó en empezar.

Pronto, el exquisito olor a comida llegó a mi olfato, impidiéndome apartar la vista de la gran mesa, con más de 20 sillas a sus lados, en la que se encontraban la sopa, el pollo, entre otras comidas deliciosas.

-¡Parece que estamos casi todos! -exclamó mamá, llamando la atención de los demás invitados.

Mientras nos sentabamos en la gran mesa, no podía quitarme de la cabeza la duración de los supresores.

Espero que me duren toda la cena.

-¡Pero mira a quién tenemos aquí! -mi abuela me alcanzó antes de que pudiese sentarme en la mesa, y llenó mi mejilla de besos, mientras yo me dejaba estrujar.

- Menudo hombrecito, eh- me sonrió, dando dos palmaditas sobre mí.Mientras mil y una formas de escapar se pasaban por mi mente, un timbre resonó en la casa.

-Ay, deben ser los que faltan. -dijo la dueña de la casa. Supuse que eran los Cubito , por que no los veía por ningún lado.

Y sí, los había estado buscando, ya que quería tenerlo todo controlado; los saludaría al principio de la cena para luego no volverles a mirar a la cara, así hasta llegar a casa.

Fácil, ¿No?No tardaron es escucharse besos y gritos de alegría. En seguida, la mujer atravesó la puerta.

-¡Ha llegado la diva! -gritó mi tía preferida, siendo animada por sus hermanos, seguida de su hijo, Juan.

Madre mía.MADRE MÍA.

Juan llegó sonriendo, mostrándonos la perfección en persona. Su mandíbula, sus ojos, sus dientes...

¿Cuándo se había vuelto así?

-Hey. -dijo con su grave voz, sonriendo. En seguida mi abuela fue a saludarlo.

Metí un trozo de filete en mi boca, pensativo.Se suponía que lo tenía todo controlado, pero sentarme frente a Juan en la mesa no entraba en mis planes.