¿Y si Hades no hubiera podido salvar a Bianca del rayo de Zeus? ¿Y si Nico hubiera crecido en el Inframundo? ¿Y si se hubiera visto obligado a unirse a los Cazadores de Artemisa para asegurarse de que no sería el hijo de la profecía?
Nico di Angelo...
Ahora -dijo Artemisa enérgicamente mientras se paseaba frente al señor del Inframundo y su hijo-, establezcamos algunas cosas antes de llevar al muchacho a conocer a los Cazadores".
Hizo una pausa y juntó las manos: "En primer lugar, NO coquetearás con ninguna de mis Cazadoras, ¿entendido, muchacho?", preguntó.
El hijo de Hades hizo una mueca: "¡Tengo doce años! ¿Por qué iba a coquetear con alguien? Eso es asqueroso!" dijo con un escalofrío.
Artemisa puso los ojos en blanco. Chicos. Siempre tan inmaduros. El chico le recordaba a su hermano Apolo de cuando eran sólo jóvenes dioses, antes de que se convirtiera en un romántico sin remedio.
"Sin embargo, no está de más asegurarse. En segundo lugar, harás lo que te digan. Si las chicas te dicen que hagas algo, lo harás. "
"Pero..."
"Nada de peros, hijo de Hades" afirmó ella con firmeza, "Mi grupo de doncellas eternas, mis reglas".
El chico hizo un puchero: "Bien".
Hades le dedicó otra sonrisa forzada: "¡Genial! Ahora que ya nos hemos quitado eso de encima...".
Artemisa levantó una mano: "¡No tan rápido! Aún no he terminado", se volvió hacia el muchacho, desafiando a cualquiera que volviera a interrumpirla, "No te pelearás con las cazadoras, no compartirás tienda con ninguna de ellas, no vagarás solo y harás tu parte para ayudar. ¿Me he explicado bien, muchacho?", preguntó.
Él asintió: "Por cierto, me llamo Nico, no chico".
Artemisa puso los ojos en blanco mientras Hades hacía una mueca de dolor.
"Estoy al tanto de eso chico, ¿ahora vienes o no?"
Hades suspiró: "Un momento Artemisa, me gustaría despedirme de mi hijo".Artemisa observó como el dios del Inframundo se llevaba a su hijo a un lugar apartado.
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Hades miró la expresión lastimada de su hijo e hizo una mueca de dolor.
"Nico, yo..." comenzó antes de ser interrumpido.
" ¿Tú qué? ¿Lo sientes? Sí, claro que lo sientes". espetó Nico con amargura.
"¡Realmente lo siento!" protestó Hades-. Ojalá no tuviera que mandarte lejos, pero es...".
"¿Por mi propio bien?", preguntó su hijo con sarcasmo.
"¡Sí!" Gritó Hades, antes de notar que Artemisa le levantaba una ceja. "Sí", siseó en voz baja. "¿Crees que quiero enviar lejos a mi único hijo vivo?".
"¿No lo sé?" dijo Nico con sorna, " ¿Lo harías?"
"¡Claro que no!" espetó Hades, tratando de controlar las sombras que reaccionaban a su ira y frustración , "¿Qué te pasa hoy? No sueles estar tan... irritable".
"¿Qué me pasa?" preguntó Nico, las sombras también empezaban a arremolinarse a su alrededor, " ¿Qué me pasa? Vaya, déjame pensar. Voy de camino a unirme a un grupo de eternas chicas que desprecian a los hombres. Probablemente me odiarán y tendré que vivir con ellas durante un futuro imprevisible. No tendré a nadie con quien hablar, y me van a echar del único lugar al que he podido llamar mi hogar. Sí, no me imagino por qué estoy de mal humor", apretó los dientes, mientras el suelo
Retrocedió: "¡Sé que es duro, pero es la única opción! ¿Preferirías dejar que tu tío te matara?".
"Tal vez", replicó Nico, "Al menos entonces, sabría cómo actuar. Y tendría amigos con los que hablar".
"¡Nico!" Hades amonestó: "¡Era una pregunta retórica!".
"Como sea". murmuró Nico, que ya empezaba a darse la vuelta, "Nos vemos papá".
Hades se quedó mirando a su hijo, incapaz siquiera de despedirse, mientras su hijo desaparecía con la diosa de la Caza.
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Nico y Artemis reaparecieron en un denso bosque, que parecía estar aislado.
Artemis le levantó una ceja: "¿Problemas con papá?".
Asintió con la cabeza: "Sí", respondió, metiéndose las manos en los bolsillos.
"Conozco esa sensación". La diosa se mostró comprensiva: "Puede que mi padre y yo nos llevemos mejor que mis hermanos, pero sigue siendo bastante... autoritario. Sinceramente, a veces parece creer que tiene derecho a controlar todo lo que hago", se quejó. Sus ojos se suavizaron, "Él tiene tu bienestar en el corazón, ya sabes".
Nico suspiró: "Lo sé". Nico medio esperaba que Artemisa le preguntara por qué ni siquiera había dejado que su padre se despidiera como era debido si sabía que tenía buenas intenciones, pero la diosa se limitó a asentir.
" Sígueme. Las cazadoras han acampado cerca". "Le dedicó una sonrisa maliciosa: "Quédate detrás de mí. A las chicas no les gustan las visitas. Especialmente de los hombres".
Nico tragó saliva y siguió a la diosa hasta un claro donde se habían levantado varias tiendas plateadas.
Una joven, que había estado cuidando el fuego y parecía de la edad de Nico, se percató de su llegada.
" ¡Lady Artemisa ha vuelto!", gritó.
Inmediatamente, varias chicas cuyas edades parecían oscilar entre los 10 y los 15 años, todas vestidas con los mismos vestidos plateados y medias, salieron de las tiendas.
Sus caras sonrientes y ansiosas cambiaron bruscamente en cuanto vieron a Nico junto a su jefa.
En menos de diez segundos, casi todas las chicas habían tensado sus arcos y le apuntaban con ellos. Nico levantó las manos con cautela, sin estar del todo seguro de cuál sería la mejor forma de actuar ante unas niñas preadolescentes que odiaban a los hombres.
"¡Alto!", ordenó una de las chicas mayores, que tenía el pelo negro y la piel cobriza, "¿Qué negocios tendría un hombre con los Cazadores de Artemisa? ¿Quién eres tú? ¿Qué idiota se atrevería a entrar en nuestro campamento?
"Hola, soy Nico.", dijo con cautela, aunque le salió más bien un chillido patético.
Artemis puso los ojos en blanco ante su intento de conversación. "Chicas -anunció-, les presento al nuevo miembro.
