¿Y si Hades no hubiera podido salvar a Bianca del rayo de Zeus? ¿Y si Nico hubiera crecido en el Inframundo? ¿Y si se hubiera visto obligado a unirse a los Cazadores de Artemisa para asegurarse de que no sería el hijo de la profecía?
Nico di Angelo...
Hades nunca se había sentido tan nervioso por ir al Olimpo.
No es que nadie pudiera culparlo, ya que su hijo estaba a punto de ser juzgado ante 12 dioses todopoderosos.
Nico, sin embargo, parecía completamente tranquilo, en parte porque Hades no se había molestado en decirle al niño de ocho años que probablemente iba a morir en unas horas. Por lo que Nico sabía, sólo estaban teniendo una reunión familiar normal.
Hades realmente esperaba que el plan de Poseidón funcionara. Tenía muy poca fe en "El Plan", como a Poseidón le gustaba llamarlo, pero en este momento, no había tiempo para pensar en uno nuevo.
"¡Mira papá! Este puente parece hecho de nubes de verdad". exclamó Nico, saltando de alegría. Los dos estaban esperando fuera de la sala del trono, y Nico se había propuesto descubrir cuántas veces podía saltar sobre las nubes sin caer en picado hacia la muerte. En otras circunstancias, Hades probablemente le habría advertido a Nico que no saltara tanto, pero hoy su corazón no estaba para eso. Apenas se dio cuenta de las payasadas de su hijo mientras divagaba sobre qué hacer y qué no hacer delante de los olímpicos.
"Recuerda, tu tío Zeus es.... No es una persona muy agradable, así que sé educado. Y no hagas enfadar a Artemisa, que es la plateada por cierto. Y evita a tu abuela Deméter, ella te obligará a comer avena, por alguna razón u otra, ha estado obsesionada con ella últimamente, espero que consiga una nueva obsesión pronto.... ¡Nico! ¿Me estás escuchando?"
Nico se giró para mirarlo, "¿Qué? Eh... sé bueno con el tío Zu (no es un error ortográfico), no hagas enfadar al plateado, y evita la avena. ¿Está bien?"
Hades suspiró, pero asintió de todos modos. Sabía que no conseguiría que su hijo recordara nada más, ya que su TDAH estaba más alterado de lo normal. Mientras no llamara "tío Zu" al Rey de los Dioses, todo iría bien.
"¡HADES! El Consejo solicita tu presencia".
Hades tragó saliva. Se arrepintió, todo no iba a salir bien.
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Hades condujo a su hijo hacia las puertas doradas de la sala del trono del Olimpo. Por el camino, trató de meterle en la cabeza el mayor número de advertencias a última hora.
"Hagas lo que hagas, no digas que Hefesto da miedo, no hables con Hera, es la más presuntuosa, lo sabrás cuando la veas. Asegúrate de complementar los "limericks" de Apolo (estoy bastante seguro de que a Apolo le interesaron canónicamente en algún momento) aunque sean terribles. En realidad, olvídalo, niégate a escucharlos. Y también, por favor, compórtate lo mejor que puedas".
