Red Line - Jotaro x OC (+18)

Capitulo 3

5:00 pm hora en Japón, los crusssader se preparan para emprender el viaje del cual dependía la vida de la hermosa hija de Joseph Joestar, viaje en el cual estaban involucrados cuatro hombres con habilidades bastante inusuales, Muhammad Avdol, poseedor del stand Magician's Red, la carta del tarot del mago, podía crear y manejar el fuego a voluntad; Kakyoin Noriaki poseedor de Hierophant green, su stand le permite crear tentáculos de largo alcance y disparar esmeraldas, este pertenece a  la carta de hierofante, por otro lado tenemos a Jotaro kujo con su stand recientemente bautizado Star platinum que pertenece a la carta de la estrella, golpes certeros y fuertes y una excelente presicion,  y Joseph Joestar con hermit purple que pertenece a la carta del Ermitaño, su stand le permite crear imágenes espirituales y también es una enredadera qué puede imbuir con hamon par combatir.  

Para sorpresa de nadie, las chicas no traían ninguna identificación consigo encima, la fundación les proporciono unos pasaportes e identificaciones falsos pero con sus nombres reales, Sara opto por utilizar Sisi Salis como su nueva identidad, el apellido a petición de Jeanneth quien parecía entusiasmada con la idea que su amiga llevara un nombre que no era el suyo, los presentes respetaron la decisión de ello, pero fue advertida por Avdol de que tarde o temprano deberían saber su nombre por su ocurría algún accidente.

A este punto ella prefería que tiraran su cadáver al rio a que arruinaran su descanso eterno llevándola al camposanto de la familia Zeppeli. El señor Joestar se encargó de comprar los boletos de avión y a las 8:23 pm inicio el vuelo que daba inicio a la batalla por la supervivencia de Holly Joestar. 

Estaban repartidos de la siguiente manera: Kakyoin estaba sentado al lado de Jotaro, Joseph al lado de Alec y Avdol al lado de Jeanneth, a Sara le toco un asiento casi al final del avión, sentada junto a un señor de la tercera edad que la miraba de manera indescifrable y es para menos Sara poseía una apariencia de envidiar, unos ojos verdes, melena roja y totalmente risada y una mirada que parecía arrancar suspiros,  unas curvas de infarto pero  su apariencia se veía bastante apocada por su actitud y rechazo hacia los desconocidos. Se relajo porque por unas cuantas horas no tendría que soportar a Jeanneth hablándole de como reintentar su conquista con el señor Joestar, aveces necesitaba un tiempo para desconectarse de todo y de todos, lo único que la inquietaba es que no podía evitar sentir la mirada de ese señor, qué más que morbosearla parecía querer arrancarle la piel.

-Espero que disfrutemos nuestro viaje- Rompió el silencio el señor que estaba sentado junto a ella, sorprendiendola con una sonrisa bastante inocente, a su actitud original.

Sara respondió con una media sonrisa con la misma amabilidad con la que le hablo el señor, dicha sonrisa arrancó las miradas de dos hombres que estaban sentados en los asientos de al lado.

-Yo también lo espero señor- procedió a recostarse y tratar de dormirse,  esperarando que todo saliera bien. Pues había escuchado rumores de como era la experiencia del  señor Joestar en medios de transportes. 

Sara sentía que estaba cayendo en un sueño profundo hasta que sintió que algo golpeo su cara y escucho una risita a lo lejos, abrió lo ojos y encontró un papel hecho bolita que descansaba sobre sus piernas, lo abrió y leyó

~ Querida Sisi ¿Sabias que puedes adivinar el tamaño del xxxx de un chico solo por mirar el grosor de sus cejas? Sino lo sabias ahora lo sabes, te tengo nuevas noticias es de suma importancia contarte esto que esta pasándome . 

Con cariño: tu hermosa, fiel, amistosa, divina, simpática y sobre todo talentosa amiga Jeanneth~

Sara se puso de pie, arrugo el papel y lo lanzó con fuerza al asiento de Jeanneth que estaba bastante distraída manteniendo una conversación con Avdol, quien parecía igual de entretenido, haciendo que Jeanneth gritara del dolor y sorpresa al recibir dicha bola de papel con tal intensidad. Sara, se disculpo por despertar al señor mayor que estaba junto a ella y optó por ponerse unos audífonos y empezar a romperse los oídos con música, tratando de recuperar su valioso sueño... Sin saber el desastre que seguiría a continuación.