Vibes

0 4 ∫ Invencibles (SasuSaku -BoruKawaSara)

Notas: Neta, ya no me pregunten, esta chingadera se escribe sola. ¡SOLA! Ah, y por culpa de AlwaysNeverHann . A ella le deben de agradecer/culpar de que yo haya vuelto al fandom pero de esta forma (?) Quizá haya una cuarta entrega de esto que inició como un OS pero quien sabe. Por el momento necesitaba escribir esto. 

IMPORTANTE: Este es la continuación del BoruSara y el KawaSara anterior, es decir, hay continuidad de escenas así que recomiendo que se los lean primero antes de leer este c: 

Sin más demoras, les dejo esto que me acabo de sacar del cu l x.

.

Invencible

.

—Viste a Sarada, ¿no es así?

El adolescente se sorprende primero un poco para segundos después dejar ver una sonrisa distendida. Ni siquiera ha puesto todavía un pie dentro de la cabaña donde hace unas dos semanas se refugian y Sasuke ya lo ha sentido a varios kilómetros de distancia.

—¿Porqué Sasuke-Ojisan lo dice como si fuera una falta grave?

Sus pisadas crujen sobre la madera.

A pesar de que hacen un ruido molesto por el viento y lo añejo de la madera, Sasuke no ha hecho nada por reparar los tablones desprendidos. No se quedarán mucho tiempo ahí como en los demás lugares en donde han estado.

Además de que, cuando ambos intentan conciliar el sueño, ese sonido sienten que les adormece. Escuchar cómo crujen por el viento, al igual que el comportamiento de la naturaleza a su alrededor, no es algo nuevo para Sasuke. Para la generación de Boruto, quizá tampoco, después de todo están acostumbrados a permanecer más tiempo afuera que dentro de un par de paredes.

Sin embargo, la sensación de desolación que acompaña a todos esos pensamientos que los guían, cada noche, hacia las personas que dejaron atrás, las personas que extrañan con añoranza, amplifica las emociones de cada uno.

Sasuke no puede decir que le trae completa paz estar lejos de su familia por una situación en la que no quiso intervenir en un principio, pero su hija se lo pidió.

Por Sarada es que está ahí, confiando en las cuestionables decisiones de un adolescente al que toda las naciones ninjas buscan ahora y que él, extrañamente, está protegiendo.

—Es una falta grave, Boruto —sentencia Sasuke a la pregunta anterior. Honestamente pudo haber hecho algo por detenerlo pero desde que el muchacho aprendió el Hiraishin no Jutsu, el legendario jutsu de teletransportación de su abuelo, Minato, Sasuke detesta admitir que incluso a él se le escapa en ocasiones—. Te persiguen todas las naciones. Además de que Konoha es el epicentro de todo lo que hiciste.

—¿Todo lo que hice? —las pisadas se detienen. Sasuke sabe lo que se avecina pero no se atormenta por lo que acaba de decir ni por la reacción del que alguna vez fue su aprendiz.

Para todos, incluido él, Boruto es la amenaza más grande actualmente pisando la tierra. Aun si por Sarada es que está ahí, cumpliendo la petición de su hija, aún si es un hombre adulto capaz de discernir la verdad en momentos angustiantes, sigue siendo humano y él, al igual que el resto, está bajo una ilusión.

Boruto lo sabe. Sabe que las personas que alguna vez quiso y lo quisieron de vuelta no lo odian ahora porque quieren. Sabe la razón de porqué todos lo buscan. El origen. Pero que lo sepa no significa que no le duela y pueda dejar de sentir cómo lo carcome ese resentimiento y traición por parte de esas personas a las que consideró (y todavía sigue considerando) su familia.