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Mientras la primavera avanzaba; Rengoku y Sakura continuaron con sus labores de cazadores de demonios con un nuevo nivel de determinación y habilidad. Los días se alargaban y el sol brillaba con más intensidad, pero eso no significaba que las amenazas fueran menos peligrosas.

Rengoku se había convertido en una persona respetada entre los nuevos cazadores. Su habilidad con la espada y su capacidad de mantener la compostura en una situación crítica, hacían que muchos quisieran seguirlo y pedirle alguno que otro consejo. Por otro lado, Sakura, había perfeccionado su destreza y aumentado su fuerza gracias a los entrenamientos que tenía con Kyojuro cuando se quedaba en su casa para pasar la noche.

Sin duda alguna ambos habían mejorado, por lo que sus personas más cercanas deberían de estar orgullosos. Sin embargo, el padre de Kyojuro continuó despreciándolo e ignorándolo cada vez que podía, en cambio, el hermano menor de Sakura, Yuichiro, seguía en contra de que ella fuera cazadora y cada vez que la veía le decía que estaba desperdiciando su vida.

—¿Sucede algo, Rengoku? —preguntó Sakura, quien había notado la intranquilidad en el muchacho a medida que se acercaban a la casa «Rengoku».

—Está todo bien.

—¿Estás seguro?

—¡Sí! —exclamó con su mejor sonrisa—. ¡Oh, mira! Hemos llegado.

Kyojuro no dejó de sonreír mientras se adentraba a la casa junto a su compañera. No obstante, su sonrisa se esfumó en el momento en que escuchó los gritos de su padre y en como su hermano menor sollozaba. Él no tardó en avanzar hasta la habitación de donde provenían todos esos ruidos.

Rengoku ingresó a la habitación y lo que vio lo dejó paralizado: su padre se encontraba gritando y destruyendo todo lo que se encontraba a su alcance, mientras que Senjuro se encontraba en una esquina protegiendo el pequeño cuerpo de Akane.

La tensión en la habitación era evidente, y Rengoku se sintió atrapado en medio de una tormenta emocional.

—¡Padre, por favor, cálmate! —exclamó Kyojuro una vez recuperó la compostura—. Esto no está bien. No puedes tratar a tu familia de esta manera.

La mirada de su padre se posó en él, sus ojos llenos de rabia.

—¡Ella no es de la familia! —gritó al momento en que volvía a dirigir su mirada hacia donde Senjuro se encontraba—. ¡Quiero que se vaya!

—¡Padre! No puedes simplemente echar a una niña.

—Deshazte de ella. Haz algo bueno por una vez en tu vida.

La habitación quedó en silencio cuando su padre se fue. Kyojuro se quedó por un momento de pie en su lugar, pero luego se acercó a su hermano y comenzó a observarlo para ver si se encontraba bien.

PRIMAVERA; Rengoku Kyojuro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora