La Derrota del Amor [Novela Juvenil #1]

CAPÍTULO 1

"El escape de Keum"

E

ntonces, está preparando su plan para poder escapar, pero no será la primera vez que lo haga. Le pide ayuda a Ya-Ge Bu y le dice que venga cómo invitado, pero que vaya a su balcón. Entonces este ingresa a su casa y le muestra la invitación a los de seguridad, y se dirige hacia su balcón.

Al llegar, le envía un mensaje, «ya estoy aquí».

—¡Princesa! —la llama desde abajo del balcón.

—Extiende tus brazos y cogedme, valiente caballero —esa es la señal.

Ya-Ge Bu, trata de subir pero es inútil, ya es la tercera vez que lo intenta, y sabe perfectamente que el otro plan va a fallar. Entonces no le queda otra opción.

—Princesa, aquí estoy, tira la cuerda para que puedas bajar.

—Está bien —dice Keum mientras tira la cuerda que ya ató al balcón— ahí va.

—Bien princesa, ya podéis bajar. —Le dice Ya-Ge Bu asegurándose de que la cuerda esté bien atada.

—Allí, voy. —Dice Keum, mientras coge la cuerda y salta del borde del balcón. Supuestamente debía agarrar bien la cuerda, pero la suelta antes de llegar al suelo, pobre éste sería su trágico fin.

No, no es así, Ya-Ge Bu quién es tan veloz, y todos los años participa en maratones, la coge a tiempo, si la coge como si un gran caballero cogiera a su princesa. No, no es lo crees, él para nada cogería a Keum como una princesa, si la llega a coger pero luego la suelta y la señorita Na cae al suelo de trasero.

No fue, un escape perfecto, pero al menos lograron salir de la casa del señor Na, pero si aún siguen ahí.

Si, y Keum, se encuentra en el suelo, luego Ya-Ge le ofrece la mano, solo esperemos que no sea otra de sus bromas.

—Ajj, imbécil, porque no me atrapastes —le dice Keum a Ya-Ge adolorida.

—Pero, te atrapé ¿o me vas a decir que no?

—A eso le llamas atrapar.

—Te atrapé ¿o no?

—Bueno, si —dijo Keum quejándose del dolor—, pero luego me soltastes.

—Si, porque estás muy pesada.

—Si, lo sé, pero no hace falta que me lo digas.

—Ya, pues tú comenzaste —dijo Ya-Ge—, ya olvídalo.

—¿Cómo olvidarlo? —murmuró Keum—, si me dolió.

—Oye, ya vamos, que nos van a atrapar.

—Si, está bien —dijo Keum mientras que se sacudía su ropa—, ya voy.

Mientras esto sucedía, en casa de Ya-Ge estaban preparando bebidas muy deliciosas y comprando bebidas alcohólicas. Que fiesta, la que iban a tener aquel día…

—Antes, de ir a mi casa, ¿vamos a otro lugar?—preguntó Ya-Ge después de leer un mensaje de texto que le enviaron. En el que decía «Aún no está listo»

—Esta bien, entonces vamos al centro comercial, para comprarme una ropa limpia.

—Bien, tu eliges princesa.

—Ya deja de llamarme así —repusó Keum—, me intimidas. 

—¿Que yo te intimidó? 

—Si —dijo asintiendo, con timidez.