Pensamientos.

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Mike y Flex compartían casi todo, por eso a nadie le sorprendía que al día siguiente el de cabellos azules quisiera tomar prestada aquella camisa. Era algo de ellos, algo muy personal.

Apenas ver al de cabello azul entrar a la ducha, Mike comenzó de nuevo con las múltiples dudas de anoche. No era la primera vez que Edzen provocaba algo así, pero le preocupaba lo seguido que era ver diferentes moretones en el cuerpo de su pareja.
¿Se estaría metiendo en algún problema o eran ya moretones que no habían desaparecido?

Ahora se sentía despistado, no notar aquellas cositas desde antes le perturbaba por el hecho que no eran fáciles de esconder y más considerando que vivían juntos.

Flex por otro lado se encontraba pensativo por eso. Le preocupaba mucho el hecho de lo cerca que estuvo de ser descubierto, además de notar como sus heridas se habían vuelto a abrir sin quererlo. El sueño le jugo en contra esa noche y a duras penas sabía que excusas dar. 

¿Aunque siquiera valdría la pena hacerlo? El mentirle a alguien es hasta normal, pero el arrepentimiento que sentía por mentirle a su pareja... Era como ser carcomido, no le gustaba.

Igual, el decírselo a Mike implicaba muchos problemas, tal vez ya no lo dejaría salir con los chicos, se preocuparía de más y... También podría correr el riesgo de tener que entrar a aquel lugar. 
No sería algo bueno que Mike fuera corrompido por aquella oscuridad y sed de sangre que el tenía que enfrentar día con día, ni siquiera podría mirarle a los ojos después de darle un mínimo contexto.
Mike no debía saber de aquel asunto, lo tenía ya muy claro.

Apenas salir de la ducha se volvió a apropiar de aquella playera encontrándose con su pareja, quien le recibió con un abrazo una vez se vistió.

—Te amo... Si te sientes mal por favor dímelo, me preocupa saber que estás bien, por favor— Imploro el de mayor altura casi acunando al peliazul entre sus brazos.

—Sabes que nunca estoy muy bien...—Respondio, su expresión mundana fue suficiente para que su novio le abrazara.

—Lo se...

Se soltó a llorar mientras se le aferraba, por la cabeza de Flex pasaban muchas cosas pesimistas, tristes, traumáticas.
Su simple agarre era tembloroso aferrándose con sus uñas a la ropa del mayor mientras los sollozos se convertían en gritos de puro llanto. Se sentía un niño, un pequeño niño asustado de nuevo habiendo huido de las golpizas, aferrándose a la única persona que le mostró amabilidad en esos momentos.

Mike por otro lado solo acariciaba el cabello del peliazul, buscando consolarle mientras sentía su corazón destrozarse. Sabía lo que había pasado con Flex, sabía cómo las personas que debían cuidarlo técnicamente lo habían vendido a cosas que claramente le habían dejado marcado y entendía el porque de un momento a otro podría ponerse así.

Ambos estaban para el otro aún si los sentimientos intrusivos estaban presentes, ambos podrían manejarlo si encontraban diferentes consuelos en el otro.

Tristemente, Flex aún se sentía culpable.

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—@zackraccoon está preparado para el siguiente capítulo.

Hasta el último aliento. || Mikelex Donde viven las historias. Descúbrelo ahora