Cena

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Daphne

Estaba acabando de prepararme, con las chicas habíamos ido al centro comercial a comprar un vestido para la cena de hoy con Alejandro.

No soy de decirlo mucho, pero estaba guapísima.

Me encantaba como me quedaba el vestido, era perfecto.

Estaba dando los últimos retoques a mi maquillaje, cuando alguien llama a la puerta.

Será Alejandro.

Cojo mi teléfono, mi bolso y fui a abrir la puerta.

Cuando la abró veo a un Alejandro. perfectamente peinado, con un traje negro, camisa blanca, dejando los dos primeros botones desabrochados, dándole así un toque más seductor.

Dios mío de mi vida.

Nunca me quites esta imagen de la cabeza.

-Daphne... estás preciosa-dijo mirándome con una sonrisa

-¿Qué?-dije mirándolo a los ojos

Me había empanado mirándolo, sinceramente como para no.

Ese traje le quedaba demasiado bien, por no decir perfecto.

Escucho como deja escapar una leve risa.

-Te he dicho que estás preciosa-repite otra vez

-Ah, gracias-dije roja de la vergüenza

-¿Vamos?-dijo señalando con la cabeza el ascensor sonriendo

Asiento.

Cierro la puerta de la habitación.

Me giro a mirarlo y veo como tiende su brazo.

-Qué caballero-dije con gracia

-Para ti soy lo que quieras cariño- dijo con una sonrisa fanfarrona

Tuve que apartar la mirada, me fue imposible mantenerla.

Entremos al ascensor.

-Y como estás tan seguro de que te dejaría- pregunto picándolo

Veo como me mira, noto su mirada recorriéndome de arriba a abajo con detenimiento.

Inmediatamente, noto el calor subiendo por mi cuerpo, acabando en mis mejillas, notando como directamente me pongo rojísima.

-Cariño si te vieras, tu cuerpo me dice lo que tu boca no. Habrá que usar es bonita boquita que tienes para algo mejor- dijo claramente con segundas.

Trague saliva, inmediatamente note una humedad molestosa en mi ropa interior.

Antes que pueda decir algo, suena el timbre del ascensor indicándonos que habíamos llegado al vestíbulo.

Gracias a dios, o a quien sea.

Porque estaba tan nerviosa que no me salían las palabras.

Eso sí que ha sido salvada por la campana.

Me extiende la mano con una sonrisa.

-¿Vamos?- pregunto sonriendo

Asiento correspondiéndole la sonrisa.

Nos guía hasta la salida del hotel, hay un coche negro esperando por nosotros.

-Las damas primero- dijo guiñando el ojo mientras abría la puerta del coche

-Muchas gracias, caballero- dije siguiéndole el rollo

Noto su penetrante mirada recorriendo mi cuerpo.

Two ways +18 - Alejandro Balde y PedriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora