𝗗𝗼𝗻𝗱𝗲 el morbo de los humanos fue capaz de crear el infierno, el coliseo. Lugar donde los Na'vi que son capturados tienen que luchar contra monstruos creados por aburrimiento humano es donde la pobre familia Sully junto a otros Na'vi son llevad...
Por más súplicas que soltaran nadie escuchó. Tomaron a su familia, los esposaron, los obligaron a entrar a esa horrible nave y los noquearon a todos, el último pensamiento de Jake antes de perder la conciencia fue un ruego por su familia.
"Oh gran madre, por favor cuida de nosotros..." Luego de eso todo se volvió negro.
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Dolía. Todo su cuerpo dolía, los guardias que arrastraban su cuerpo empeoraban el insoportable dolor. Podía oír los gritos de su representante pero estos solo lograban lastimar sus sensibles orejas, intento responder, intento disculparse pero solo salieron quejidos; luego de un rato se rindió decidido a ignorar los reclamos del humano obeso.
El chasquido tan conocido de la enorme puerta metálica de su zona lo saco de sus pensamientos, unos gritos furiosos junto a unos suaves sollozos molestaron aún más sus maltratados tímpanos aumentando el dolor agudo en su cabeza.
—¡¿Qué es este lugar?! ¡¿Qué quieren de nosotros?!– La voz de un hombre fue la que sobresalió de las demas, el líder seguramente.
Los responsables de los gritos callaron de golpe al ver a los guardias apuntando sus armas en su dirección. El hombre obeso les dirigió una mirada rápida para luego volver a concentrarse en el joven muchacho que aún era arrastrado por dos guardias con cuerpo de Avatar.
—¿Que esperan? Sueltenlo. – Gruñó, no tenía demasiado tiempo. Su máscara de oxígeno necesiba un cambio de tanque, el evento había durado más de lo esperado por lo que tendría que castigar levemente a su mascota. Talvez luego vuelva.
Los Na'vi quedaron helados, los guardias dejaron caer sin cuidado a un pequeño cuerpo ensangrentado, su pecho se movía rápidamente y soltaba pequeños quejidos.
—Escuchame bien fenómeno. Que sea la última vez que me haces perder dinero ¿Entendiste? – Gritó el hombre mientras se arrodillaba para agarrar al pequeño cuerpo por su trensa neuronal sacándole un fuerte grito.
—¡Ey! ¡Dejá al niño en paz! ¿No ves como...– El Omaticaya de rastas fue callado por un arma que fue puesta delante de sus ojos.
—Ustedes de ahora en más son mis juguetes ¿Quedo claro? – Habló sin mirarlos. —Mañana tendran oportunidad de estar en el coliseo. Por ahora disfruten de su nuevo hogar. – Entre risas el hombre pego media vuelta y salió del lugar.
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Apenas se cerro la puerta Jake junto a Neteyam y Lo'ak corrieron a revisar al niño. Con todo el cuidado del mundo Jake tomo su cuerpo colocando el torso del menor en su pecho importandole poco si se manchaba por la sangre. Al tener una vista más clara todos jadearon impactandos, ese niño tenía la piel de color blanca, su rostro era igual que el de los humanos pero al mismo tiempo tenía pequeñas rayas azules junto a una trenza neuronal y una cola que eran demasiado largas para la estructura de su cuerpo.
—Jake... – Murmuro Neytiri espantada. — ¿Qué es este niño? – Pregunto arrodillándose a su lado para tener una vista más clara, no podía creer lo que estaba viendo.
—No lo sé... Carajo, no lo sé. – Gruño confundido.
Un pequeño quejido devolvió su atención al niño. Dos ojos amarillos llenos de dolor miraron a todos los presentes, luego de escanearlos a todos solto una pequeña risa adolorida que hizo temblar a todos.
—Bienvenidos al infierno... – Susurro para luego desmayarse ignorando las preguntas que vários gritaron. Estaba tan cansado...
