Cap #2: UN FUTURO ALTERNO

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Mientras tanto en el presente, nuestro héroe se encontraba en su hogar descansando, había pasado mucho tiempo desde que Kaizā venció a Joō en aquella batalla, por lo cual en ese lapso de tiempo habian sucedido muchas cosas, Kaizā se había casado con Rizū y tuvieron una hija, el cuál llevaba el nombre de Kiara y esta ya tenía 4 años, la escuela de guerreros de Kaizā se desmanteló, ya que Kaizā quería dedicarle tiempo a su familia, y sobretodo, no hay ninguna amenaza que aceche a Maauaru, parecía que ya todo era paz, pero muy pronto las cosas cambiarían.

- Uno, dos, tres, cuatro - contaba Kiara repetidas veces mientras entrenaba con una espada de madera - Uno, dos, tres, cuatro.

- Muy bien cariño, ya fue suficiente, ya fue bastante entrenamiento - decía Kaizā mientras veía a su pequeña entrenar.

- Es que papá, quiero entrenar para ser igual de fuerte que tú - respondía Kiara mientras seguía contando y entrenando.

- Lo se cariño, pero eres demasiado pequeña para llevar un entrenamiento fuerte, todavía no estás en edad, apenas tienes cuatro años.

- Está bien papá.

- No te pongas triste, cuando seas más grande te voy a entrenar para que seas mas fuerte, ¿Aceptas?

- Chi papá - respondió Kiara muy contenta.

- Está bien mi niña, ahora ve con mamá para preguntarle si ya está lista la comida ¿Si?

- Chi - respondió Kiara mientras iba con Rizū a preguntar por la comida.

En ese momento llegó el sensei Ryo, quien este había viajado a todos los continentes para conseguir plantas medicinales de diferentes partes del mundo, pero para su mala suerte solamente encontró plantas en lugares como Tenochtitlan, La India, entre otros.

- Veo que haz educado muy bien a tu hija - decía el sensei Ryo mientras llegaba y se sentaba.

- Sensei, pensé que viajaría por el mundo - respondió Kaizā muy sorprendido.

- Y así fué, solo que encontré medios muy rápidos para llegar nuevamente - respondió el sensei Ryo.

- Ya veo, usted si que tiene suerte para viajar, solamente tardó 2 años en recorrer todo el mundo, aunque usted ya no está para viajar de esa forma.

- Es la última vez que lo hago Kaizā, la edad me está comenzando a pesar, y tienes razón, ya no estoy para hacer viajes así, pero esta, es la última vez que viajo de esta forma, antes de que pueda pasar al paraíso, debo hacer por última vez, las cosas que me gustan hacer.

- Veo que la edad para usted es solo un número y no un impedimento para poder hacer lo que le gusta.

- Es que así debe de ser, muchas personas mayores como yo, creen que por tener 80 años ya no pueden hacer lo que les gusta hacer, créemelo muchacho, cuando alguien tiene la voluntad de hacer algo, no existe ningún impedimento para hacerlo.

- Desde luego, así debe de ser - respondió Kaizā.

- Kaizā, necesito que me acompañes.

- ¿A dónde quiere ir?

- Existe un templo en el cuál resguarda una llama con el poder de ver el futuro, y se donde encontrarlo - decía el sensei Ryo mientras le mostraba el mapa del templo a Kaizā.

- Lo siento sensei, pero yo ya no quiero hacer viajes largos, lo que me importa ahora es mi familia, y yo quiero pasar el tiempo con mi esposa y mi hija.

- ¿Y quién dijo que iríamos lejos?, el templo se encuentra detrás de la isla de Maauaru.

- Entonces, si es así, vallamos a ver ese templo.

Kaizā y el sensei Ryo fueron hacia el otro lado de Maauaru y tomaron un bote para poder buscar ese templo, cuando llegaron casi en el centro del mar, se percataron de una roca gigante que tenía lava a su alrededor.

- Esta es la ubicación del templo.

- Pues no hay nada, creo que el mapa está mal, o nosotros dimos mal con la ubicación.

- Espera, creo que hay algo - decía el sensei Ryo mientras miraba el mapa fijamente.

En eso se percataron de que había un escrito debajo del mapa con la siguiente leyenda:

"Recuerda que el fuego es abstracto, no tiene forma fija, no tiene color fijo, y no tiene origen fijo"

- ¿Que significará esto? - preguntó el sensei Ryo.

- La roca, es el templo - decía Kaizā mientras miraba aquella roca.

- ¿De que hablas Kaizā? - preguntaba el sensei Ryo.

- Tiene sentido, hicieron el templo como una llama de fuego, abstracta, sin forma fija, sin color fijo, y sin origen fijo.

- Tiene bastante sentido Kaizā, pero no hay entrada o algo que señale que este es el templo.

- Debe de estar del otro lado.

Después de aquella plática, Kaizā y el sensei Ryo fueron al otro lado de aquella roca gigante para ver si había una entrada, pero estos se percataron de que solo había unas escaleras hechas de la misma piedra, así que optaron por subir las escaleras y cuando llegaron al final no había ninguna entrada.

- Parece que no hay nada - decía el sensei Ryo.

- Valla juego mental, las escaleras están aquí, y la entrada también - decía Kaizā muy confiado.

- Pero solo estás las escaleras, no hay entrada.

- Sensei, si algo he aprendido de todas mis experiencias, es que la vida es un engaño.

En eso Kaizā puso su mano sobre la roca y esta atravesó la roca como si fuera una especie de portal, revelando así de que la piedra no era el templo, si no que era solamente la entrada. Después de eso Kaizā y el sensei entraron al portal y de esa forma al templo, fueron más adelante y llegaron a una llama con un brillo inmenso y de color verde, era la llama del futuro, que tenía la habilidad de ver el futuro de las personas, cuando llegaron ahí, el sensei Ryo pidió a la llama que le revelara su futuro, y esta le reveló que se encontraría con un ser querido nuevamente, pero cuando tocó el turno de Kaizā, a este no le fue bien, ya que la llama le reveló que este moriría a manos de un demonio de una manera muy sanguinaria.

- ¿Cómo es posible esto? - decía Kaizā mientras lloraba.

- No te preocupes, talvez, la llama se equivocó - decía el sensei Ryo.

- No sensei, está escrito, tengo que morir, solo espero que me dé tiempo estar con mi familia un largo tiempo antes de morir.

Kaizā no podía con todo lo que había visto, estaba sufriendo de una manera terrible, pero después de eso decidió levantarse y aceptar su destino, por lo que estos se fueron nuevamente a Maauaru, pero cuando llegaron, un muchacho se le acercó pidiendo ayuda.

- Kaizā!, Que bueno que llegaste - decía el muchacho muy asustado.

- ¿Que pasa?, ¿Que sucede? - decía Kaizā más alterado de lo que ya estaba.

- ¡Es Joō!, ella ha vuelto, y te está buscando - decía el muchacho muy asustado.

Al enterarse de eso, Kaizā rápidamente fue al rescate, porque pensaba que su hija y su esposa estaba en peligro, y cuando llegó a la orilla, se encontró nuevamente con Joō quien estaba siendo atacada por lo pobladores de Maauaru.

La Sirena & El Samurai 6: La Dimensión Fantasma Donde viven las historias. Descúbrelo ahora