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Drelindah Holt deseaba más que nada hablar con la pareja de Minho, pero mantuvo su distancia y se aseguró que todos los demás lo hicieran también, porque sabía que el hombre estaba abrumado y necesitaba tiempo para adaptarse

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Drelindah Holt deseaba más que nada hablar con la pareja de Minho, pero mantuvo su distancia y se aseguró que todos los demás lo hicieran también, porque sabía que el hombre estaba abrumado y necesitaba tiempo para adaptarse. Ella lo observaba en la yegua que Minho insistió que tomara, una criatura más vieja y gentil que no podía superar en carrera a los otros caballos pero que tampoco se asustaría fácilmente ni tiraría a su cairn. Él quería que el trayecto de Felix hacia el castillo no tuviera incidentes en todos los sentidos. Drelindah lo comprendió y estaba, de hecho, sorprendida con su guardián. Ella también sabía, que su tiempo con ella había terminado. Él seguiría a su pareja de regreso a través del velo y lo perdería para siempre.

Aunque eso la entristecía, la pérdida de un amigo leal y confiable, ella estaba rebosante de felicidad por él. Tanto tiempo había visto sólo vacío en el guardián, una mirada vacante en sus ojos, una distancia en su trato; él había sido una vasija llena sólo de sus deberes. Pero cuando regresó con ella, notó el cambio inmediatamente. Esos ojos estaban cargados de fuego, su actitud era decisiva, y la manera en que se había escapado de la sala cuando hubieron terminado de hablar, asegurando sus planes... había sido más que reveladora. Él ansiaba a su pareja, y Drelindah estaba encantada. Minho Lee se merecía ser amado... todos sus hombres lo merecían... pero Minho más que todos. Ella esperaba que Felix Kim cuidara de su corazón.

Drelindah quería hablar con Felix, para medir sus sentimientos hacia su guardián, pero en lugar de eso esperó, con el conocimiento que no tenía otra cosa más que tiempo. El trayecto sería largo y aburrido; su única esperanza de entretenimiento era Felix. Él necesitaba dejar de pensar tanto y participar con los demás. Era tiempo de deshacerse de su tristeza y de disfrutar el viaje.

Felix se sentía miserable. Había sido arrancado de un sueño profundo, arrastrado de una cama suave y caliente, y arrojado a un lago helado. Era el régimen matutino de Minho, el cual seguía cada día, y no había visto ninguna razón para que Felix no hiciera igual. Pero el hombre era un guerrero endurecido y Felix era un director creativo en una empresa de Publicidad. Cuando Felix rugió su indignación, Minho había entendido que quizás, en un futuro, debía tener un poco más de delicadeza. La pierna de Felix se había acalambrado segundos más tarde y Minho se había visto forzado a salvarlo de ahogarse. Todo esto ocurrió antes de que el sol siquiera hubiera salido sobre el horizonte. Así que cuando Felix se había sentado temblando en la rivera del lago, con sus dientes castañeteándole, tratando de frotar el nudo en su pie y pantorrilla, había estado muy obscuro para ver claramente. Pero entonces sintió las fuertes manos de Minho sobre él, soltó un profundo suspiro cuando fue transferido al cálido capullo de los brazos de Minho, y se pudo apoyar en el pecho del hombre y en su regazo. Cuando Minho besó el puente de su nariz, sus ojos se habían desviado y cerrado, contentos.

Minho había tratado de levantarse unos pocos minutos después, anunciando que pronto amanecería y que tendrían que partir. Felix había preguntado, había rogado poder ir con él, sólo para ser rechazado categóricamente. Lo que no pudo rechazar Minho fue la demanda de Felix de hacerle el amor. Cuando Felix lo besó hasta dejarlo sin aliento, enredando su lengua con la suya, había sido Minho quien lo había tomado, tirando de sus piernas a su alrededor, haciendo que Felix se sentara profundamente dentro de su amor. Minho estaba perdido.

The Guard Dog - Minlix🐾Donde viven las historias. Descúbrelo ahora