Capitulo 1: Obra divina

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"Todo el mundo está en guerra con diferentes cosas... yo a veces estoy en guerra con mi propio corazón."

―Tupac Shakur


Aun en la guerra existían lugares emblemáticos como es el estado 8, tan lleno de vegetación y armonía, donde parecía que el tiempo se hubiera detenido para ellos con la intencion de ser el punto de mira frente a estados envueltos en llamaradas de plomo y donde la vegetacion solo es encontrada en viejos libros que alguna vez fueron leidos, la suerte de su ubicacion dirian todos porque solo habia una razón para que el estado 8 no tuviera cicatrices de guerra, el estado ya estaba en protección desde hace 30 años de uno de los 4 clanes que mandaban en el mundo y sin llenarse la cabeza de orgullo y mentiras baratas se conocía como el clan más grande a la actualidad, el clan Skyline agrupaba a más de 120000 soldados que custodiaban 23 de los 58 estados conquistados y por ende llegar al estado 8 era una tarea que ni el más hábil de los enemigos se atrevía a realizar porque solo era cuestión de días para que descubrieran sus planes y asesinar a cualquier traidor o enemigo que quiera impedir que Skyline domine en esas tierras, aunque disfrazando la mentira con progresos y bocas felices en la cara de sus ciudadanos, se demostraba la impaciencia y desesperación de los estados que estaban a límites de sus adversarios, estados rodeados como ratas sobre un rio de veneno que lo único que podían sus pocos habitantes hacer era salir huyendo antes que suenen las campanas que dan inicio a la batalla territorial entre el clan defensor y el clan atacante... las campanas que nunca un habitante de un estado limitante a otro clan gustaria escuchar


Nunca en la vida se pudo imaginar la actividad que el representante de la guerra invento para dar justicia a la hora de la lucha, obvia para muchos pero absurda para otros aunque para callar las quejas de los ciudadanos inconformes por la decision divina, se usaba una frase que decían los políticos cuando ellos "dominaron" en algún momento el planeta... "No se puede tener feliz a todos el mundo". Aun asi el estado 8 estaba tocando por primera vez los bordes de la paz y eso era lo que importaba.


Una mujer de clase media daba a luz en un hospital de mala muerte, los recursos escaseaban y los pocos médicos no podían hacer mucho con lo poco que tenían, pero no era porque no quisieran tener elementos sino que ya los hospitales eran cosas del pasado, las enfermedades desaparecieron como hoja que lleva el viento y solo había una explicación lógica para esto, la representante de la vida estaba con ellos y ella prometió a la hora de ascender que la única forma de morir será por plomo, espada o vejez. Aun asi los hospitales solo atendían partos y personas mutiladas que llegaban después de una batalla al sonar la maldita campana. La pobre mujer gritaba en la sala de parto donde solo habían 2 personas: la partera y su esposo.


¡¡NO PUEDO MAS!! Exclamaba con gritos de parto

- ¡Vamos! Tu puedes Hanna, ya casi sale

- ¡Nunca tuve problemas con la primera, porque si con ella estoy sufriendo! Gritaba de dolor Hanna mientras pujaba para que saliera de su interior su segundo hijo.

La partera tenia listo un manto manchado y rasgado, como si no hubiera más y es que realmente no había, estaba un soldado que cuidaba el hospital y el obsequió un largo trapo con el que limpiaba su arma en ese preciso momento, el mejor regalo diria cualquiera con un sarcasmo obvio. Su esposo Toxa tomando la mano derecha de Hanna apretaba con todas sus fuerzas pensando que asi podria transpasar las suyas a la debil mujer, le daba ánimos para que pudiera terminar de una vez por todas el sufrimiento que tenia su esposa a la hora de traer al mundo a un nuevo niño.


- Debes ser fuerte Hanna, tú has sido mi fortaleza y ahora es momento de serlo para ti

Humanidad de plomoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora