Capítulo 1

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Mi alarma sonaba tan fuerte que empezaba a dolerme la cabeza. Me levanté de la cama sin ganas y miré hacía la ventana, desde donde se podía ver gran parte de Londres. Me dirigí a la cocina y cogí una manzana verde para comérmela en el camino a mi nuevo instituto. Era mi ultimo año de instituto, pero no estaba nada preocupado ni nervioso. Me puse un traje negro muy formal, me lavé la cara, me peine, me eché perfume y salí de mi casa para bajar el ascensor.

Aún no tenía ni mochila ni libros para el instituto, no me había dado tiempo a ir a comprar, así que no llevé nada. Anduve por la calle mirando como mi manzana se iba acabando bocado a bocado, y por estar mirando la manzana, me tropecé.

-¿Estas bien?- me preguntó una voz excesivamente trémula.

Me levanté del suelo y me sacudí el traje.

-Sí, estoy bien.- informé.

Miré a esa persona, a esa chica rubia que se encontraba junto a mi.

-Bien, me alegro.- dijo con una voz más dulce.

La chica estaba sonrojada y tenía dibujada una hermosa sonrisa en su rostro. Sus ojos eran de distinto color, parecía que la chica tenía heterocromía, un ojo verde y el otro café.

-Mi nombre es Ryan King.- comenté.

-Yo me llamo Madeline Clare.- contestó ella con una sonrisa tímida.

-Vamos hija, vas a llegar tarde.- dijo una mujer con la voz arisca.

Era casi idéntica a su hija, solo que más mayor y más baja.

-Sí mamá.- le respondió la chica a su madre y siguieron andando.

Miré al suelo, donde estaba mi manzana llena de pequeña piedras y tierra, suspiré y seguí andando hacia el instituto. Cuando llegue, la gente vestía muy de calle (como ya me imaginaba), pero como a mi nadie me supera, levanté la cabeza con una pequeña sonrisa y andé hacia las puertas de entrada. Escuché a unos chicos reírse de mi, así que les miré serio y hablé:

-¿De que mierda os reís?

-De ti, ¿de quien más?- me contestó uno de ellos mirándome con los ojos entrecerrados.

Solté una risa y me acerqué a él. Yo era más alto que él, así que podía escupirle en la cara fácilmente, y eso hice.

-¡¿De que vas?!- exclamó uno de sus amigos.

Le miré con una sonrisa y seguí andando, hasta que me empujó. No consiguió tirarme al suelo, así que tuve la oportunidad de agarrarle de la camiseta y levantarle del suelo.

-¿Sabes lo que es respetar a los demás?- le pregunté con una expresión algo intimidadora.

-Sí, sí, ahora sí.- me respondió con la voz apagada y nerviosa.

-Bien.- dije dejándole en el suelo para seguir mi camino.

Entré al instituto mirando hacia todos los lados. Habían taquillas por todos lados, gente sentada en el suelo con el portátil o con un libros, otros miraban su móvil... Busqué la sala del director, y como no, estaba junto a la puerta de entrada. Entré sin pensarlo y sin tocar a la puerta, cosa que no hice bien.

-Perdone, ¿podría salir y volver a entrar pero tocando a la puerta?- me dijo el director.

Bajé la cabeza y salí de la sala, luego, toqué a la puerta.

-Pase.- contestó el director.

Entré y miré al director con una sonrisa.

-Ohh, ¿usted es el nuevo alumno?- me preguntó.

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