Capitulo 2

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Cuando las dos horas últimas horas de clase pasaron, yo ya me encontraba volviendo a mi casa junto a Madeline. Su madre le había llamado hacia un rato para decirle que no podía ir a buscarle, así que yo le acompañé.

-¿Por qué tu madre te acompaña al instituto?- pregunté para sacar conversación.

-Hace 2 años Nora me molestaba hasta por la calle, pero cuando empecé a ir con mi madre, dejó de hacerlo.- respondió con la mirada en el suelo.

-¿Nora?- no me sonaba ese nombre.

-La chica que te dijo que se llamaba "amor".- contestó aún cabizbaja.

-Que mierda de nombre tiene.- comenté.

Escuché a la chica reír bajito, yo solo sonreí.

-¿Y tu padre? ¿No puede venir él a por ti? Digo, no me molesta acompañarte, ni mucho menos, pero es solo que me parece extraño.- intenté decirlo con palabras suaves, me daba miedo hacerle daño, o sea, ya la trataba mal en el instituto y no quería que ella creyera que no quería estar con ella.

-No quiero hablar de él, ni de... ni de mi familia en sí.- respondió.

Notaba su tristeza y su dolor. No le quise preguntar nada más, si no quería hablar de eso, yo no sería el que le preguntara. Seguimos andando con un silencio un tanto incómodo, hasta que llegamos a mi edificio, su casa estaba algo más lejos.

-Hasta mañana.- dije.

Justo iba a abrir la puerta del portal, cuando noté que una cálida y suave mano agarraba la mía. Me di la vuelta y miré a la chica.

-¿Que pasa?- le pregunté algo confuso.

-Emm...- la voz le temblaba. -¿Puedes... ¿Puedes acompañarme a mi casa?

La chica me miraba sonrojada y sonreía de lado tímida.

-Claro.- dije sonriendo.

Seguí los pasos de la chica acompañándola a su casa.

-Tengo que comprar pan, ¿podemos ir a esa panadería?- me preguntó señalando una panadería muy vintage.

-No hace falta que me preguntes estoy aquí para hacerte compañía, yo no tengo nada mejor que hacer.- comenté.

La chica entró a la panadería y yo le esperé fuera, apoyado en el cristal de la tienda mirando a una señora mayor que miraba a los pájaros. Cuando Madeline salió de la tienda, seguimos andando hacia su casa.

-Emm, ¿y tus padres?- me preguntó la chica mientras caminábamos.

-Mis padres...- me quedé en silencio un rato hasta que volví a hablar. -Mis padres... están... están muertos.- tartamudeé un poco.

-Oh, lo siento. Si puedo preguntar... ¿qué les pasó?- preguntó con algo de preocupación.

-Asesinato, pero ya me vengué de la mayoría de mala gente.- dije, aunque me arrepentí.

La había cagado pero bien. ¿Ahora qué usaría de escusa? Madeline se quedó callada pensando, supuse que pensaría en cómo me podría haber vengado.

-¿Cómo te vengaste?- me pregunté alejándose unos centímetros de mí.

-Emm...- levanté las cejas abriendo los ojos mientras suspiraba. -¿Denunciándolos a la policía?

¿Por qué narices había hecho una pregunta? Por Dios, estaba muy nervioso. Esa chica me ponía nervioso, pero esas preguntas también, era... todo nerviosismo (¿Esa palabra existe?). Madeline entrecerró los ojos y paró de andar. Se quedó mirando al suelo pensativa, aunque yo seguí andando mientras jugaba con el anillo que tenía en el índice.

-¿Y como sabias que fue?- me siguió preguntando.

Joder, ¿porque no podría haber cerrado la boca?

-Encontraron pruebas y supieron quien fue.- me inventé.

La chica levantó una ceja, sabía que no confiaba en mi. Sabía que sospechaba de mi. Suspiré y miré a la chica.

-¿Sabes de el asesino de Los Ángeles?- le pregunté.

-Sí, escuché de él.- respondió.

-Él fue quien los mató.- comenté.

No era verdad. Cuando mis padres murieron yo tenía... ¿4 años? No me acuerdo. De todas formas, si pensáis que yo los maté, no es así. Madeline me miró aun levantando una ceja, no lograba adivinar en que estaba pensando, pero parecía que la estaba convenciendo.

-Bueno, siento tu perdida.- me dijo y siguió andando junto a mi.

Seguimos andando hacia su casa, no hablábamos. Yo la miraba por el rabillo del ojo, pensando en que le había mentido, eso no me gustaba, mentir a la primera chica de la que me había enamorado.

Poco después, llegamos a su hogar. Era una casa de una planta con bastante terreno.

-Emm, bueno, pues... Supongo que ya me voy.- dije dando media vuelta para irme, pero la chica me paró con un abrazo.

-Gracias por acompañarme.- contestó, y se metió a su casa.

Me quedé ahí, no se porqué, pero me quedé paralizado. Una sonrisa salió en mis cara y comencé a andar a mi casa con las manos el los bolsillos de el pantalón. Me hizo gracias porque al sacarle una cabeza de altura a Madeline, parecía que estaba abrazando a una niña, sin ofender. Creo que había sido la primera vez que alguien me había abrazado y yo lo había notado como algo bueno, porque antes pensaba que era algo malo.

La sonrisa no se me iba de la cara. Me quedé pensando en el abrazo. Sí, solo había sido un abrazo, pero yo lo había sentido como algo más. No se, noté que el calor me subía a las mejillas, y eso nunca me había pasado. 

Llegué a mi casa poco después y me puse una película, pero aun ahí estaba ese abrazo.

Mierda, creo que me había enamorado locamente de esa chica en un día. Creo que necesitaba un médico o algo así, no era normal.

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⏰ Última actualización: Aug 18 ⏰

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