10 de octubre de 1995
Harry Potter
Ya había pasado un mes desde que habíamos entrado a Hogwarts y la verdad es que no estaba yendo tan bien como yo pensaba. Había una nueva profesora de Defensa contra las Artes Oscuras, pero ninguno la tolerábamos. Había sido enviada por el Ministerio y nos había prohibido el uso de la magia en la clase, algo que me parecía una estupidez, porque debía ayudarnos a defendernos de lo que había fuera, incluso me había ganado un castigo y estaba saliendo de él viendo el dorso de mi mano adolorido.
Joder, la vieja estaba loca.
No podía creer que estos métodos de castigo existieran, pero con esta mujer me lo esperaba todo.
Estaba como una pinza y no entendía como es que estaba capacitada para ser profesora. Prefería que volviera tío Lunático a dar clases a que siguiera el vómito rosa. Todo su despacho estaba yendo de colores rosados de cualquier tipo y fotos de gatos que me daban escalofríos cada vez que recordaba su despacho.
—¡Harry! —levanté la mirada para encontrarme a Esme corriendo hacia mí.
Una vez ya a mi lado me miró preocupada y bajó la mirada para ver el dorso de mi mano.
—¿Qué demonios te paso? —me habló todavía más preocupada de lo que ya estaba, y odiaba demasiado hacerle sentir de esa manera.
—No te preocupes Esme, todo está bien, ni siquiera me duele —le dije para tranquilizarla, no dolía tanto.
—No me mientas Harry —susurró ella buscando algo en su bolso, demasiado concentrada.
—No te estoy mintiendo, no me duele como antes. Así que no te preocupes Esme, es una tontería.
—Esa bruja malvada no tiene derecho de hacer algo así, ¿que se cree? No tiene esa autoridad, tú solamente has dicho la verdad, así que no entiendo por qué ella tiene que actuar de esa manera. Ojalá se caiga por las escaleras —la miré sorprendido aunque un poco también divertido, nunca la había visto de esta manera, estaba molesta y mucho menos la había escuchado decir esas cosas.
Esme era una hermosa chica, era calmada y demasiado adorable, para un idiota como yo. Tenía un gran corazón y siempre estaba ahí para ayudarte en todo lo que necesitaras sin importar nada.
Ella sacó de su bolso un pequeño tarro, y lo abrió para dejar ver una especie de crema.
—Lo hice hace unas semanas, suele servir bastante en este tipo de heridas —asentí.
Ella agarró un poco de crema antes de cerrar bien el tarro y guardarlo con cuidado en su bolso.
La miré sin importarme nada, además, estaba seguro de que no se daría cuenta de que la estaba viendo, así que mientras ella con cuidado extendía esa crema por el dorso de mi mano, tuve que evitar soltar un quejido de dolor.
Sin duda alguna, ojalá se cayera por las escaleras, tal y como había dicho Esme.
La miré y pude ver su concentración en su rostro, la estudié un poco, empecé por su cabello de un castaño claro con algunas hondas, debía admitir que tenía un hermoso cabello, pero lo que más me encantaba de ella, eran sus ojos, su sonrisa y el gran corazón que poseía.
Me encantaba verla leer y ver ese brillo en sus ojos cada vez que contaba algo que realmente amaba, era tan lindo verla tan feliz. Siempre pensé que era la chica más maravillosa que había conocido.
No sabía en qué momento empecé a ver a Esme de otra manera, estaba seguro de que no la quería como mejor amiga, la quería como algo más. Quería que fuera mi novia, pero estaba seguro de que su hermano me mataría.
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Stand by you ||Harry Potter||
FanfictionDonde la vida de Esme da un giro inesperado. O Donde Esme y Harry tienen una hermosa relación.