3. Día de hermanos

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Esme Campbell

20 de octubre de 1995

No podía creer como el tiempo podía pasar tan rápidamente, aunque bueno, tal vez debía agradecer eso a los chicos, desde hace unas semanas habíamos decidido que formaríamos una especie de grupo para poder aprender a defendernos, no podíamos seguir así.

El vómito rosa, como la solían llamar, no estaba haciendo nada para ayudarnos y teníamos que hacer algo, si no podría ser demasiado tarde y quería aprender a defenderme, no podía contar siempre con que Matt estuviera ahí.

Así que aunque ya estuviera aprendiendo por mí misma, también me servía ir con los demás a la Sala de los Menesteres a practicar aunque fuera un poco. Además, Harry era un muy buen profesor, aunque él dijera todo lo contrario.

Hoy todos habíamos decidido tomarnos un día de descanso, así que mi hermano y yo decidimos tener uno de nuestros días de hermanos, en los que hacíamos bastantes cosas que a los dos nos gustaran. 

Aunque lo más probable, sería que estuviéramos en el lago, hablando de todo y contándonos un poco como nos estaba yendo. Digamos que los dos teníamos muchas cosas que hacer y no siempre podíamos estar, pero siempre teníamos tiempo para el otro sin importar nada.

Así que ahora me encontraba de camino hacia la Sala Común de mi hermano, aunque antes debía pasar a la biblioteca a dejar algunos libros. Debía aprovechar porque seguramente después no pudiera devolverlos. 

Solía tener la cabeza últimamente en otra parte, y siempre que alguien me hablaba es como si no les prestara atención, pero no era algo que quisiera hacer para hacerles daño, simplemente me salía y en parte lo odiaba. 

Al igual que odiaba demostrar últimamente que estaba bien, cuando la realidad era otra totalmente diferente. 

Podía decir que estaba bien, podía pensar que lo estaba, pero en lo más profundo de mí sabía que nada estaba bien. 

Me asustaba demasiado la guerra, porque ya sabía que se acercaba una, al igual que sabía un poco de lo que pasó en la Primera Guerra Mágica y como muchos habían muerto para que ahora todos estuviéramos aquí. Y ahora volvíamos a lo mismo, los que sobrevivieron abrirían sus heridas y los jóvenes seriamos una versión de ellos que haríamos lo que fuera para que la guerra terminara. 

En parte no tenía miedo a morir, pero si estaba asustada de que la gente que más quería tuvieran que arriesgar sus vidas, sabía que no podría sobrevivir a eso, y el tiempo pasaba demasiado rápido, algo que odiaba demasiado.

Porque en nada, nosotros también tendríamos que luchar.

¿Y si en esta guerra perdía a mi hermano? ¿Y si perdía a mis amigos? Mi único miedo era perderlos a todos, porque dudaba que pudiera hacerlo sola. 

No podría sin los consejos de mi hermano, si las tardes de estudios con Hermione, obviamente sin el apetito que a veces compartía con Ron y claro sin las estupideces que a veces solía sacar Harry. Estaba acostumbrada a muchas cosas que no podía imaginar que pudieran desaparecer con esta guerra y me negaba a ello.

 Negué ligeramente, no podía pensar en todo esto en estos momentos porque sabía que Matt se daría cuenta y era lo menos que quería. Él ya tenía sus problemas como para añadir los míos también. 

Así que me prometí que lo arreglaría por mi cuenta, al igual que decidí que lo mejor que podía hacer, era guardármelo para mí. 

Tal vez no era una de las mejores ideas que había tenido, pero sí era una pequeña solución. Debía minimizar mis problemas y centrarme en lo más importante.

Stand by you ||Harry Potter||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora