Mini historias donde Zoro le cumple todos sus caprichos a su pequeño novio, Luffy.
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Universo Alternativo. No es canon, es decir, no aparece en el manga o anime ya que solo son historias ficticias.
Contenido BL. Donde hay amor entre...
Esta vez estaban los Mugiwaras juntos caminando por las calles de una aldea que al parecer y por suerte no los reconocían. Hasta que Luffy y Chopper vieron un puesto donde vendían cosas de gatos.
Salieron corriendo hacia allá mientras los demás Mugiwaras los seguían confundidos.
—¡Oigan! ¡¿Que les pasa?! ¡¿Por qué corren así?! —preguntó una exaltada Nami hasta ver como Luffy y Chopper compraban muchas orejitas de gato. —pero ¿qué?
—¡Nami, mira lo que compramos! —exclamó Chopper con muchas orejitas en las pezuñas. —¡Son para toda la tripulación!
Luffy se puso sus orejitas de gato y ayudó a Chopper a ponerse las suyas. Robin cargó a Chopper permitiéndole ponerle las orejitas en la cabeza mientras que Usopp, Franky y Brook se las pusieron ellos mismos.
—Bueno, son lindas. —comentó Usopp encogiéndose de hombros.
—Me gustan estas orejitas, y más si la compartimos todos, yohohoho.
Nami agarró las orejitas y las observó por un momento para después suspirar resignada y ponérselas. —Tienes razón Usopp, son muy bonitas. —opinó viéndose en un mini espejo que siempre traía consigo.
—¡Si Nami-swan y Robin-chwan se las ponen yo también! —exclamó poniéndose las orejitas y haciendo su extraño baile.
Ya todos en la tripulación tenían las orejitas de gato puestas, sin embargo, Luffy todavía tenía unas orejitas en sus manos.
—Sobró una... que raro, habíamos comprado nueve... —murmuró confundido hasta que se fijó en que su primer oficial aun no tenía las suyas. —¡Zoro! ¡No te has puesto las orejitas aun!
—Y no me las pondré. —contestó con indiferencia.
—¿Y por qué no?
—Porque se ven ridículas.
—¡Vamos, póntelas! —Insistió mientras intentaba ponérselas, pero Zoro lo esquivaba. —Por favor. —pidió esta vez con sus ojitos de perrito abandonado.
Zoro se sonrojó y se quejó a la vez mientras se agachaba para que el chico le pusiera las orejitas de gatito. —Está bien, pero que quede claro que es la última vez que vuelvo a usar algo así.
—Si, si lo que tu digas. —Y terminó de ponérselas para después engancharse a su cuello. —Shishishi.
Y claro que esa no fue la última vez que Zoro ha terminado con una de esas cosas.
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