Prólogo

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Soobin ya no era un niño, ya no era un niño inocente luego de tanto tiempo.

Ha pensado en qué momento debió haber cambiar tanto.
Era lo justo, era lo necesario y lo que debía ocurrir si él pensaba estar a la altura para ser el héroe que protegería su ciudad, el héroe vitoreado y amado.

Pero Soobin ahora era un héroe muy solo aunque tratara de mantener esa auténtica personalidad y carisma mientras se balanceaba entre los edificios.

En una noche lluviosa, en la punta de un edificio, mirando a su hermoso distrito favorito y con la máscara en manos. Soobin no tenía tiempo de pensar en su pasado, cargando con ojeras y un genio algo atormentado.

El hombre araña, tu amigable vecino, había crecido mucho.

Mientras se preparaba, dando unos pasos hacia atrás y luego dando un ágil e increíble salto en el aire, se columpió por Queens.
Era una noche con un clima frío pero apacible. Soobin no lo sentía como un problema, estaba expectante a cualquier que cualquier nuevo acontecimiento sucediera frente a sus ojos, a cualquier próximo evento en el que él tenga que actuar.

La velocidad con la que se columpiaba, telarañas de pared en pared, corriendo por las paredes, dando grandes saltos a la vez y sintiendo su corazón acelerado. Los niños, jóvenes y adultos emocionados por él, sonriendo, alegrándose y señalándolo.
El Hombre Araña era increíble.

¿Qué tan increíble es el Hombre Araña para sí mismo?

Llegó a casa luego de mucho tiempo, por la madrugada, luego de impedir un sin fin de accidentes y frenar asaltos. Como un día común.

Porque los peores días de su vida ya habían pasado, los días en los que el Hombre Araña perdió un poco y casi todo a la vez. Esos días ya habían pasado.

Sin embargo, aquella madrugada no llegó muy tranquilo. Luego de dejar su traje y volver a ser tan solo Soobin, darse una ducha, recargar las muñequeras y el resto del equipo arácnido, acostarse en su cama... para que tan solo unos segundos después de lo habitual, una sensación que creía olvidada lo volviera a arropar.

Específicamente luego de ver aquella publicidad, una muy llamativa a solo una cuadra de su pequeño departamento. Un pelinaranja con gran sonrisa del que finalmente no se habría olvidado a pesar de todo ese tiempo sin verse cara a cara.

"Parker es un increíble héroe y humano. Solo pienso... en lo lejos que llegarás. Por supuesto que... puedes llegar a ser todo sin mí."

Miserable. Hubiera querido responder.
Nada, nada... no soy nada.

Telarañas y Rojos | SOOJUNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora