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—¡Amour!.— Dijo Monet mientras extendía sus brazos tras la llegada de Hanna, ella lo abrazó.— Te extraño mucho, demasiado.

—Yo también.— Hanna sonrió.— Es bueno estar en casa de nuevo.

—Thor está impaciente por verte.— Informó Monet.— ¿Cómo estuvo la gira?

—Muy divertida pero nostálgica.— Confesó Hanna.— El último concierto fue especialmente difícil.

—Imagino que si.— Monet tomó su mano en forma de apoyo.— ¿Y cómo te sientes?

—Rara, Cherry Bomb siempre fue parte importante de mi vida y sinceramente nunca creí que llegase a terminar.— Se sinceró Hanna.— Pero sé que todo estará bien, es cuestión de acostumbrarse.

—Sabes que tienes todo mi apoyo.— Dijo Monet.— No importa que nueva cosa quieras intentar en tu carrera profesional, sabes que siempre estaré para ti animándote.

—Y te lo agradezco mucho y te amo por eso.

Cuando Hanna llegó a su casa sintió una sensación de vitalidad y cuando Thor la recibió en la puerta moviendo la cola terminó por sentirse bien.
Le gustaba mucho su hogar como lo era ahora, Thor corriendo por la casa, viendo por la ventana o recostado en las piernas de algunos de los dos, Monet haciendo el desayuno para ambos en la mañana, componiendo y siempre estaba con su guitarra, siempre decía que la comida que Hanna preparaba era deliciosa y a las 7:00 de la tarde tomaban un café con galletas para relajarse.
Ya ni siquiera podía recordar cómo era su casa antes de Monet y Thor.

—¿Y piensas sacar otro álbum?.— Preguntó Hanna a Monet aquella misma tarde.

—Si, claro.— Afirmó Monet.— Pienso sacar tantos álbumes como años cumpla.

—Entonces vas un poco atrasado.— Bromeó Hanna.— Ya casi es tu cumpleaños treinta.

—Si, ya pronto.

—¿Y cómo te sientes?

—Diferente la verdad.— Confesó Monet.— De hecho el tiempo que no estuviste pensé en muchas cosas muy seriamente.

—¿Cómo cuáles?

—Como el matrimonio e hijos.— Monet observó la reacción incómoda de Hanna.— Cumpliré treinta pronto y me gustaría estar casado antes de los treinta y dos, tener hijos antes de los treinta y cinco.

—Es muy pronto.— Observó Hanna.— Demasiado pronto.

—No quiero ser un papá viejo, quiero poder jugar con mis hijos y enseñarles todo lo que un papá te enseña.— Explicó Monet.— Andar en bicicleta, jugar baloncesto, ese tipo de cosas, a mi punto de vista los treinta son los mejores años para ese tipo de cosas.

—No, me refería a que es muy pronto para mi.— Aclaró Hanna.— No quiero casarme veintidós ni mucho menos ser madre a los veinticinco, quiero poder seguir con mi carrera en solitario. Si tenemos hijos tú podrías seguir con tu carrera con normalidad pero yo no.

—Veinticinco años no es tan joven.

—Lo que quiero que comprendas es que no quiero esa vida aún, si estás dispuesto a esperarme un par de años más tal vez podría darse pero en este momento no creo.— Dijo Hanna.

—Entonces estás diciendo que si yo te propusiera matrimonio en este momento tu respuesta sería...

—Que no, te amo pero no.— Monet bajó la mirada, esa respuesta le había dolido.

—Siento que la diferencia de edad no juega a nuestro favor.— Dijo Hanna al notar que a Monet le había dolido.— Ocho años hacen mucha diferencia, una gran línea entre nosotros dos.

𝗦𝗽𝗲𝗮𝗸 𝗡𝗼𝘄 || Roger Taylor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora