( Valeria Garza fanfic )
★★★ Introducción . , —Pov Eliza
Estaba lloviendo, hacia demasiado viento y hace días que no había salido el sol, eran días demasiados fríos incluso para mí que había crecido en una ciudad que la mayoría del tiempo estaba congelada. Hoy cumplía un mes completo de estar en el ejército estando como ayudante, hasta ahora solo había ayudado a 5 o 6 soldados que venían por malestares de los entrenamientos, la fuerte rutina que tenían u otra cosa, nada que un par de vendas y una pastilla para el dolor no pudiera resolver.
Me levanté casi al mismo horario de los soldados para ponerme mi uniforme y estar al pendiente de los enfermos, aunque.. al igual que ellos, también tenía una rutina. Era lo mismo de todos los días, limpiar el lugar, revisar que todos los medicamentos estuvieran en su puesto correspondiente, checar la lista de los pacientes que anteriormente han ido (aunque solo fueran 3 tenía que hacerlo) y quién sabe que más..
Mi uniforme era básicamente un vestido verde muy clarito con una cruz roja en el pecho y una chapita de identificación, algo clásico. Aún que con estos climas, no podía ir así, por lo que traía unas calcetas de gatito bastante cálidas, además de botas negras para el frío y una chaqueta. Algo muy cómodo que tenía era que había una buena calefacción, por eso dejaba la chaqueta en un perchero que se ubicaba al lado de la puerta y hacía mis tareas diarias, para después esperar a los pacientes.
Cinco minutos, tareas terminadas y solo tenía que esperar a que llegue algún paciente. Y así fue, la puerta se abrió y entró una mujer de cabello hasta los hombros, ojos cafés y una nariz respingada. Su uniforme militar se encontraba manchado con algo de lodo, con las lluvias había bastante.
Eliza se encontraba revisando las herramientas de la enfermería cuando escucho la puerta abrirse, se asomó para ver de quien se trataba y se sorprendió al ver a Valeria Garza, había leído sobre ella en los archivos cuando recién había llegado y era la primera vez que la veía en persona, pues por lo que escuchaba sobre ella esque era una buena en todo y pues no tenía necesidad de ir a enfermería pero aquí está, con el uniforme sucio y con una expresión para nada agradable.
Al verla con esa cara de pocos amigos me enderece y le dedique una dulce sonrisa para intentar aliviar la tensión que su propia expresión había causado.
— Hola, bienvenida. Soy la enfermera pasante Eliza Jones, ¿me puedes porfavor decir que sucedió?
Me acerqué a ella mientras decía tales palabras y con amabilidad la guíe hasta una camilla dónde tenía que sentarse y ya estando ahí la miraría tratando de averiguar por su propia cuenta que había pasado.
Pov Valeria
Asintió ante su presentación y sus ojos se centraron en la chica, inspeccionandola de arriba a abajo con una pequeña sonrisa de sorpresa al ver su ánimo mientras se sentaba suavemente en la camilla.
— Me.. Empujaron en el entrenamiento y me caí. Me doblé un poco ambos tobillos.
Dijo, desviando la mirada. Si ya era vergonzoso caerse frente a todo su equipo, que la hayan tirado era el doble, y decirlo.. Ni se explicaba. El machismo del ejército la hacía tener vergüenza o decepcionarse de si misma por cualquier error al querer demostrar que si era apta para ser un buen soldado como lo haría cualquier hombre.
Eliza escucha muy atenta a lo que decía la contraria y cuando terminó de hablar se acercó a un mueble y escribió algunas cosas en una hoja que estaba ahí.
— Por favor quítate los zapatos y déjalos ahí
Señaló una bandeja que estaba en el piso y se fue por unos momentos, cuando regreso Valeria observo que traía un banquito, unos guantes y lo que parecía unas cremas. La pelinegra coloco el banquito frente a ella y se puso los guantes para subir el pantalón de la contraria hasta las pantorrillas, después limpio un poco sus tobillos, se quitó los guantes y levantó la mirada
— Relájese un poco y no haga tensión en los tobillos está bien?
Pidió aún con esa hermosa sonrisa en su rostro, a lo que asentí y puse mis manos en el borde de la camilla, tirando un poco la cabeza hacia atrás para relajarme.
Por la esquina del ojo pude ver cómo abrió no de los fracaso y saco un buen de crema con sus dedos y lo puso con suavidad en uno mis tobillos, la helada sensación no tardó en provocarme escalofríos pero casi de inmediato desapareció por los cálidos dedos de la contraria. Cerré mis ojos para relajarme como ella me había pedido y los suaves movimientos de la chica casi me hacen caer dormida.
Suaves masajes en sus tobillos y la mezcla de la fría temperatura de la crema que se mezclaba con la calidez del cuerpo de la chica, formando una sensación templada que desaparecía lentamente mientras se absorbía en su piel. Cuando terminó, soltó un suave suspiro mientras volvía a enderezar la cabeza y soltaba su agarre.
— ¿Solo eso?
Pregunte con un poco de nerviosismo al tener sus ojos fijos en mi
— De hecho, no
Se levantó y saco una pastilla de otro frasco que había traído y me lo extendio junto con un vaso de agua
— Tomate esto. Voy a tener que hablar para q te dejen descansar un poco y mañana si no puedes asentar bien los pies debes venir, ¿está bien?
Al escucharla hablar asintió inmediatamente. Agarró el vaso de agua y la pastilla para echarsela a la boca rápidamente. Hizo una pequeña mueca al tragarla, pues el sabor de la píldora no era el mejor
— Oye, uhm..
— Si?
Dejo de guardar las cosas que había sacado y la volteo a ver, está vez con una expresión más neutral, su cabello largo se movía tan fluidamente como las olas del mar y sus ojos brillaban como luciérnagas en la noche
— ¿Puedes evitar la parte de mi descanso? No lo necesito
Dijo fríamente, con una expresión estoica al momento de hablar. Aún que al ver sus ojos una muy pequeña sonrisa se dibujó en su rostro
— No lo haré. Es necesario que descanses para que te recuperes por completo, puedo asegurarme que nadie se entere, si no es por eso, entonces puedes quedarte a descansar aquí, tenemos una camilla más cómoda en la otra habitación
Si que no dejaría que no descansara, si o si tendrá que hacerlo.
No dudé en asentir, pero no estaría mucho tiempo ya que se podrían dar cuenta de mi ausencia.
— Bien, pero que sea rápido..
Murmuré, intentando esconder el miedo que le tenía a las burlas por parte de mi equipo. Y no solo por eso, si no también por el rechazo que me generaba a mi misma por estar descansando cuando otros entrenaban, o por no haber aguantado esa simple caída, ¿un hombre si lo haría?