Prólogo

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—Tú quieres besarme. —está tan cerca de mí, que puedo sentir su respiración rosando mis labios—. Vamos, bésame. —me incita.

—Yo...emmm... —intento aclarar mi garganta, en cuanto siento la dificultad para hablar en ese preciso momento.

—Oh vamos, Rachel, lo deseas tanto como yo.

—Por supuesto que no, Alex.

—¿Qué le ves a mi hermano? —susurra, mientras nuestras respiraciones se mezclan la una con la otra.

—Mucho más que a ti, está claro ¿no?

—Sabes que no es cierto. —una sonrisa ladina se torna en sus labios.—. Él jamás va a hacerte sentir lo que yo te hago sentir a ti.—quiero irme y dejarlo allí solo, pero mis pies parecen incapaces de moverse.—. ¿O alguna vez has deseado tanto que unas manos te toquen?

—Sí. —Suelto el aire que tenía retenido en mis pulmones, desde hace unos segundos atrás.

—¿Sus manos? —pregunta con una mirada cegada de lujuria.

No, las tuyas.

—Sí. —respondo en voz alta y notó cierta desilusión en su rostro, así que aprovecho la oportunidad para darle un empujón y salir por completo de allí.

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Aquí no se trata de quién gana o quién pierde, si no de a quién estás dispuesto a perder por ganar.

¡A GANAR! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora