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Madison Allen nunca olvidaba una reunión o algún tema relacionado con el trabajo.

Madison Allen nunca dejaba que algún tema afectara a su trabajo.

Y Madison Allen no se equivocaba de habitación.

Pero parecía que ahora todo me salía al revés.

Cerré los ojos intentando descansar un poco, ayer después de regresar del hotel y de ese incómodo primer encuentro, me encontraba en mi oficina esperando la llegada del señor Wood y su secretario.

No sé cuánto transcurrió cuando sentí la presencia de alguien más en la sala, al levantarme pude notar que era Wood apoyado en la mesa pero cerca a mí. Me puse de pie rápidamente.

— Parece que siempre la encuentro descansando señorita Allen — contestó provocando que me riera un poco al parecerme tan irónica la situación —

— Lamentó que siempre me encuentre en ese estado señor Wood, creo que es claro que ya no tendremos una presentación formal como lo imaginaba.

— Supongo que es imposible ¿Verdad? — sonrió — Nath, puede llamarme Nath.

Quise comentarle que no teníamos la confianza suficiente como para llamarnos sólo por nuestros nombres — o incluso diminutivos —pero luego pensé que quizás era algo exagerado así que ignoré aquel pensamiento.

— Soy Madison — le tendí mi mano — Madison Allen.

Aunque me había casado con Miguel ya hace muchos años atrás, nunca había dejado de usar el apellido de mi familia. Quizás por eso me grito alegando que se sentía humillado y encerrado en nuestro matrimonio.

— ¿Pasó algo? — Nathaniel me llamo — Te perdiste por un momento.

— Si... digo No, no pasa nada.

Por Dios Madison, tienes que concentrarte.

— Discúlpame tengo la cabeza en otro lado estos días.

— Debes dejar de hacer eso — habló —

— ¿Disculpa?

En todos los encuentros que había tenido con este hombre — que no eran muchos — siempre me dejaba muy confundida tanto con sus palabras como con sus acciones.

— Eso — se acomodó en una de las sillas del lugar mientras yo seguía de pie — Debes dejar de disculparte por cosas que no están bajo tu control — pausó — O donde no tienes la culpa de nada.

Oh, ya entendía la situación.

— Veo que tiene mucha curiosidad acerca de mi escándalo tal como lo mencionó ayer — hice lo mismo que él y me ubiqué en una de las sillas que estaba a su costado — Y bien ¿Tiene algo que añadir o preguntar al respecto antes de hablar sobre el contrato?.

Si quería sacar más provecho por mis controversias, desestimarme como gerente general o quién sabe que cosas más, que lo hiciera de una buena vez porque no pensaba aguantar otras humillaciones.

— Vamos por un café — se puso de pie — Creo que será mejor conversar ahí.

— ¿Qué...?

No me dio tiempo de agregar algo más ya que me tomó de la mano tan rápido que apenas y pude agarrar mi bolso. Seguía llevándome por el pasadizo hasta que presionó el botón del ascensor y me metió en él, donde por fin pude soltarme.

— ¡¿Se volvió loco?!

— Quizás — se acomodó los lentes — ¿Aún no lo recuerda señorita Allen?

Segunda OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora