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— ¿Y bien? ¿Qué pasó después de eso? — pregunté mientras le daba un sorbo a la copa de vino que decidí abrir con Ian.

Se quedó pensativo mientras le daba vuelta a la copa en su mano — Al final Diana estaba embarazada.

— Tengo una especie de dejavú con lo último que acabas de decir — suspire al recordar que era algo parecido a mi situación — Así que si te casabas en ese entonces ya hubieras tenido un hijo muy bonito y rubio también — me burlé porque Nathaniel era: Castaño y con los ojos verdes.

— Contéstame esta pregunta ¿Por qué te teñiste de ese color? No te lo tomes a mal, te queda muy bien pero me da curiosidad.

— Porque mi...

Me detuve.

Me había teñido el cabello de un negro azabache porque Miguel me había recomendado — prácticamente obligado — a teñírmelo. Quizás desde ese momento debí ver las señales del mal compañero de vida que resultaría ser.

— Creo que dejaré de hacerlo — sonreí mientras le daba otro sorbo a mi bebida —

— Lamentó que tu matrimonio haya acabado así.

Ahora se invertían los papeles y era el quién — cinco años después — me demostraba su lástima y me consolaba ante mi situación.

— No tienes porque lamentar nada, no tuviste la culpa en cualquier caso.

— Aunque en parte no lo lamento — me interrumpió —

Lo mire confundida, si tuviera que contar las veces que este hombre me dejaba así, estoy segura que superaba el límite de cinco y eso que apenas lo trataba en dos días.

— Te dejo libre y esa es una buena oportunidad.

— ¿Para quién?

— Para mí.

Quizás el alcohol ya estaba haciendo efecto en mis neuronas y debí escuchar mal.

Si, debe ser eso.

— Vinimos a firmar un contrato y terminamos hablando de nuestra vida privada — comencé a reír —

Si, oficialmente el alcohol ya me había afectado el cerebro. A partir de aquí la sensatez y el tino desaparecían de mi mente.

— Muy bien señorita Allen, creo que ya tomó lo suficiente. No pensé que el alcohol se te subiría tan rápido — hablo mientras se ponía de pie y me quitaba la copa de mi mano.

Y yo tampoco creí que fuera así, solo que al parecer con el paso de los años perdí mi resistencia a cuánto podía beber en un día.

[NATHANIEL]

Madison se levantó del sillón de manera abrupta haciendo que comenzara a tambalearse de pronto, si se caía se golpearía con la mesa de la sala.

Así que, en un intento rápido por evitar eso, hice que se apoyará en mi pecho haciendo que ambos quedáramos demasiado cerca. Verde y Gris se mezclaron cuando noté que se había quedado mirando fijamente mi rostro.

Al igual que yo con el suyo.

Era imposible negar que la mujer me ponía nervioso — sin contar con la postura en la que nos encontrábamos — la había tratado hace cinco años, momento en el cuál me pareció la persona más maravillosa que podía conocer. Y ahora, al volverla a tener tan cerca de mí, no había cambiado de parecer.

— Duele — sentía como su aliento chocaba con mi rostro haciendo que se me dificultara seguir sosteniéndola.

Por que por alguna razón mi motricidad no estaba funcionando en estos momentos.

— ¿Qué?

— Duele — repitió —

Intento separarse con las pocas fuerzas que tenía pero no pudo ya que estaba demasiado mareada como para concentrarse.

Si hubiera sabido que llegaba a embriagarse de tal manera, le hubiera recomendado que solo tomáramos agua.

Cuando levantó su mano noté que sus dedos estaban teñidos de un color carmesí ¡¿Estaba sangrando?! Bajé la mirada y vi que Madison estaba descalza... además de que una de las copas se me había resbalado de la mano — quizás en el momento en el que intenté sujetarla — y todos los pedazos estaban esparcidos en el suelo.

Al parecer uno de esos pedazos, rasguñó el tobillo de Madison ocasionándole aquella herida.

La cargué sujetándola por sus brazos y piernas, haciendo que estuviera obligada a apoyarse en mi cuello para que no se cayera y así pudiera ubicarla en alguna superficie para curar su lesión.

Una vez que encontré el botiquín lo puse al costado de Madison. Lo primero que hice fue limpiar la herida para luego poder aplicarle el medicamento necesario sin embargo me distrajo el hecho que una gota apareciera en mi mano.

Y luego otra.

Y otra.

Ella estaba llorando.

— ¿Por qué? ¿En que fallé? — puso sus manos en su rostro — Siempre me esforcé por ser la mejor en todo ¿Entonces en qué me equivoqué?

— Madison — intenté tomar su mano pero la ella la alejo de inmediato —

— No estoy seca ¿No?

No entendí muy bien a lo que se refería pero estaba seguro que era algo que le habría dicho su ex esposo por la manera en la que lo decía.

— No — le sonreí — No lo estás.

Mientras continuaba llorando, la abracé y comencé a frotar su espalda en un intento de tranquilizarla. Dejé que siguiera eliminando todo lo que se había estaba guardando.

Todo lo que la consumía.

Todo lo que sentía a causa de algo que no le correspondía vivir.

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⏰ Última actualización: Sep 11, 2023 ⏰

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