Elisa.
En la distancia, Elisa podía ver la figura que aquel pueblo producía. Era algo hermoso, que no creía haber visto nunca. Quizás tenía que ver con el hecho de haber sido criada en una granja en medio de la nada.
Revisó su teléfono, donde se podía leer la dirección de la que sería su nueva casa por un tiempo indeterminado. Estaba a veinte minutos en coche, por lo que le llevaría un tiempo llegar allí, teniendo en cuenta que ella ni siquiera tenía coche.
Por lo que se puso a caminar. Cuanto antes comenzase, antes terminaría, y debía admitir que no era la persona más activa del mundo. Apenas cinco minutos de caminata después ya deseaba tumbarse en la cama y beber. Beber hasta que le diese un coma etílico o algo por el estilo. Con como era su vida, ese sería un final clemente.
Aún así, Elisa también era una persona decidida, así que no paro en ningún momento. Incluso cuando caminaba ya por las calles de la ciudad y veía varios locales donde podría parar a tomar algo, los ignoró, continuando con su camino. Debía hacer esto, por muy mal que lo pudiese pasar.
Mientras se dirigía a la casa, para la que apenas quedaban cinco minutos, vio a la gente. Muchas personas, todas diferentes convivían como si el lugar fuese un pueblo idílico de las series americanas de los ochenta. Era un sitio en el que podría acostumbrarse a vivir. Una pena que no duraría mucho así.
Se paró durante unos minutos frente a un bar de apariencia antigua. Era espacioso y cómodo, y dentro ocurría algo así como una fiesta.
Un grupo grande de gente bebía y celebraba algo. Un vistazo mejor y Elisa vio lo que parecía una despedida de soltero. Lo dedujo solo porque se escuchaban las palabras que sus amigos le decían al chico. Le felicitaban por el compromiso y le deseaban una feliz boda. Quizás se colaría en la ceremonia. Comida gratis.
Decidió entrar al bar,porque era la mejor manera de conocer gente y quizás así encontraría a su objetivo. Con un poco de suerte. De todos modos, el pueblo no era tan grande y aquí había mucha gente. Sería muy probable que la persona estuviese aquí.
Camino hacia la barra y pidió un Vodka Spyritus, una de sus bebidas favoritas por el hecho de emborracharla fácilmente.
Al principio, el camarero la miró algo extrañado, pero dinero era dinero, por lo que le sirvió la bebida con rapidez y Elisa le dio un pequeño sorbo. Estaba bueno.
Se acercó a la fiesta, en la que parecían todos muy entretenidos. No era su intención llamar la atención, y aún así, alguien se le acercó con detrás, provocando que la chica saltase de un susto.
– Lo siento. Creo que debería trabajar en mis habilidades para entablar conversaciones.– se disculpó la persona.
Era un chico. De Hecho, era el chico por el que estaban celebrando la despedida de soltero. Vaya, la vida si que sorprendía a veces.
– No te preocupes. Yo también estaba distraída. – Elisa sonrió de manera amable, aunque sin saber exactamente como proceder a continuación. Suponía que presentarse era lo correcto. – Mi nombre es Elisa, ¿y tú eres...?
– Me llamo Carola. Es un placer.
Debía admitir que el chico era atractivo, pero no le llamaba la atención a simple vista. Quizás tenía que ver con el hecho de que no solía fijarse en la apariencia. Le atraía más la personalidad.
– El placer es mío. Y enhorabuena por la boda. ¿Lleváis mucho juntos?
– un tiempo, si. Los dos estamos emocionados. Será un gran evento. – por su sonrisa, Elisa podía deducir con facilidad que la boda le hacía muy feliz.
– si llega a ser un evento público, quizás me pase. Dice. Que la comida de las bodas está muy buena. – Bromeó ella, aunque justo después sintió que era algo precipitado. Apenas sabía el nombre del sujeto.
Sin embargo, Carola soltó una risa. Parecía genuinamente divertido con las palabras de ella. Quizás podían ser amigos... Pero no podían. Ella estaba aquí por algo. No era una estancia permanente. En cuanto terminase el trabajo se iría.
Entonces, Carola hablo de nuevo. – ¿Que te parece quedarte para la fiesta? La comida de aquí es buena y la compañía tampoco es horrible.
Con un asentimiento por parte de Elisa, comenzó una de las noches más divertidas de su vida.
Conoció a una chica llamada Biyin, que más tarde aprendió era la hermana de Carola y que iba a tener un papel importante en la boda. Biyin parecía amable, pero no tuvo oportunidad de hablar demasiado con ella. Además,con cada bebida, Elisa olvidaba cada vez más sus obligaciones.
Por otro lado, escucho hablar de Cry, quién en teoría era un gran amigo de Carola, pero no había podido estar en la celebración por temas personales. Todos lo había hecho sonar como si fuese una gran persona, así que la chica solo podía esperar conocerle pronto.
Y por supuesto, escucho hablar de Reborn, quién era el prometido de Carola. Todos hablaban de él como un gran hombre. Amable y atento, el prometido perfecto para alguien tan caótico como lo era Carola. Casi parecía una pareja hecha en el cielo.
Ya casi de madrugada, Elisa decidió que era el momento de retirarse de la fiesta. Hoy solo debía llegar a la casa en la que iba a vivir y descansar, pero había acabado emborrachándose con un grupo de desconocidos en una despedida de soltero. Se acercó a Carola para informarle.
– Voy a ir a mi casa. Es tarde y debería descansar. Después de todo, he llegado hoy y ya me he desviado mucho del plan inicial. – Carola pareció entender a lo que se refería.
– Claro. Espera, te daré mi número para que hablemos.
Al final, ambos intercambiaron sus números de teléfono con la promesa de escribirse para conocerse mejor.
Tras aquello, Elisa salió del local y volvió a caminar dirección norte, hacia la casa en la que se quedaría.
Pero no llego muy lejos antes de encontrarse con un chico alto que vestía traje y parecía un poco borracho, pero aún consciente.
Parecía algo perdido,aunque quizás solo era el efecto del alcohol en su sistema. Aún así, decidió ir a ver cómo estaba.
– Hey, hola. ¿Te encuentras bien? – el contrario la miro con extrañeza, como si no estuviese seguro de si ella era real.
– Lo siento. Estaba en una despedida de soltero, pero acabe algo abrumado y decidí salir. Soy Reborn.
Sus pensamientos circularon hasta Carola, quién le había hablado de su prometido, que por lo visto se encontraba ahora mismo delante de ella.
– Carola me ha hablado de ti. Nos conocimos hoy. Parece muy feliz de casarse contigo. – Reborn sonrió como si eso fuese lo que necesitaba oír. – Soy Elisa.
– Bueno Elisa, deberías ir a casa, pero que sepas que ha sido un placer conocerte. Espero que seamos amigos.
– Lo mismo te digo, Reborn. Nos veremos dentro de poco.
Con una última sonrisa, Elisa partió hacia su casa, a la que pretendía llegar de una vez por todas.
Paró frente a la puerta, analizando el lugar. Era una casa mediana, con un pequeño jardín en la parte delantera de la misma. Tenía dos pisos y un garaje que en realidad no pensaba usar. Podrían odiarla, pero la casa era encantadora.
Entró al lugar y lo primero que hizo fue inspeccionar las habitaciones. Una cocina, una sala de estar, dos baños y cuatro habitaciones, a parte de una habitación secreta que solo podía accederse desde la habitación principal, en la que ella decidió dormir.
Tras la inspección de la casa, Elisa cayó rendida en la cama de matrimonio de la habitación, ni siquiera llegando a meterse entre las sábanas y sumiéndose en un profundo sueño. Hoy había sido un día muy largo. Se merecía dormir antes de la resaca.
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Tal Vez Esto Lo Hizo El Destino
FanfictionElisa acaba de llegar al pueblo. es... bonito, pero vino aquí por algo. aún no sabe si para cumplir la misión o escapar de ella, pero algo. y si de paso, pudiese hacer amigos, estaría bien... NO! no viene a hacer amigos. cuando ellos se conocieron...