Carola.
No recordaba mucho de la noche anterior. Por supuesto, si recordaba a la chica que conoció antes de beber demasiado. Se llamaba Elisa, si no se equivocaba. Era una chica interesante. No la había visto antes por el pueblo, por lo que debía ser nueva, pero no dijo nada sobre ella en toda la noche.
Recordaba haber bebido mucho. Casi demasiado, pero no pasó nada, por lo que todo estaba bien.
O eso diría si esto no estuviese pasando en este preciso instante. Con el dolor de cabeza que tenía...
Reborn estaba gritando sobre su diario (efectivamente. Reborn había leído su diario) y parecía muy enfadado.
Por lo visto, el día anterior, mientras estaba borracho, escribió en aquel cuaderno sobre la chica guapa que ha Ia conocido. Apenas eran un par de palabras que describían a Elisa como una persona atractiva,sin embargo, parecía suficiente como para causar una pelea seria entre él y su prometido.
- Es que no me lo puedo creer. ¡Nos vamos a casar! La boda es hoy y me sales con estas. ¿Si tan guapa es, porque no te vas con ella?
Reborn gritaba enfadado. Podía admitir que tenía algo de razón. No podía sentarle bien a nadie que su prometido llamase a otra persona guapa a un día de la boda. Quizás hasta podía parecer que tenía interés en la misma.
El problema es que no era así. Simplemente había usado esa palabra para describirla. "Guapa". No era nada del otro mundo. Había llamado a mucha gente guapa durante toda su relación, ¿Porque le importaba ahora?
- Eso no cambia nada. Ni siquiera puse que sentía atracción hacia ella. ¡Solo siento curiosidad! No me gusta ni nada.
- No es lo que parece, Carola, y si ella te interesa, deberías ir a conquistarla. Podemos cancelar la boda. - Aunque Reborn parecía dolido, su voz era firme.
- ¡No quiero cancelar la boda! No pareces entenderlo. Solo pienso que es una persona interesante y atractiva.
- Y dime, ¿Piensas que soy interesante y atractivo?
Tardó casi un minuto en responder. Quizás fue demasiado tiempo, porque Reborn parecía cada vez más frustrado.
Pero ahora Carola debía pensar. ¿Porque no había respondido que si? Es lo que pensaba, pero en realidad no estaba seguro de lo que creía. Ya no estaba tan seguro de la boda. No si esto iba a pasar más veces.
- Si lo que quieres es cancelar la boda, no necesitas está excusa para hacerlo. - explicó con calma, tratando de no romper a llorar. Esto era demasiado tenso.
- No quiero cancelar la boda, pero si ella te interesa más que yo, no veo razón para seguir con esto.
- ¡La conocí ayer! ¿¡Como me puede interesar si apenas se nada de ella!?
- No lo sé, pero ya me has demostrado que no todo tiene una explicación.
- Quizás cancelar la boda sea lo mejor.
Y quizás esas palabras fueron el desencadenante de todo. Quizás esa fue la única razón por la que todo pasó de esa manera. Quizás fue el destino.
Reborn salió de la casa, y Carola se quedó ahí, sin saber muy bien qué hacer. En realidad, sabía que hacer, pero no sabía si era la mejor idea.
Por desgracia, a veces los sentimientos pueden nublar el pensamiento. En la mente de Carola, la decisión que hizo en ese momento era lo mejor.
Sin pensarlo, encendió su teléfono y abrió el navegador, buscando los vuelos más tempranos a Australia, el lugar donde se había criado.
Inspecciono horarios, precios y lugares de salida, no teniendo la intención de mirar atrás. Después de todo,quizás estaba mejor lejos de anaquel lugar y de toda esa gente. Reborn seguro lo agradecería, al menos.
Compró el billete, que tenía fecha de salida esa misma tarde. A la hora a la que habría ocurrido la boda,si no fuese por su estupidez y la de su ex prometido.
Se levantó de la silla en la que estaba,dirigiéndose a su habitación y sacando una maleta mediana del armario.
Metió allí toda la ropa que creía sería necesaria. Si necesitaba más, podría comprar allí. No era como si Australia estuviese completamente deshabitado. El le recibiría nada más llegar,solo debía avisarle una vez sentado en el avión.
Con eso en mente cerró la maleta y empezó a preparar su mochila, donde puso todo lo electrónico que tenía. Desde su ordenador hasta todos los cargadores, guardados en una mochila de tamaño medio. Lo tenía todo preparado.
Por un segundo pensó hacer tiempo en algún bar, pero desistió, pensando que podría encontrar a alguien que quisiera parar su viaje. No podía permitirse eso. Ya se había hecho a la idea de volver a su país natal.
Maleta en mano y mochila a la espalda, salió de su casa, camino al aeropuerto, que estaba a quince minutos.
Se subió a su vehículo, habiendo puesto sus pertenencias en el asiento de atrás. Quizás debería pagar a alguien para que trasladase su coche a Australia... Tendría que pensarlo en el avión.
Pasó las calles rápido, demasiado rápido como para que estuviese en el límite permitido, pero daba igual. Solo quería llegar al aeropuerto. Ni siquiera se permitía pensar en la conversación que había tenido hacia nada de tiempo. No podía pensar en Reborn sin ver su rostro afligido y escuchar su voz rota y la desconfianza en su tono.
No pensó en ningún momento en como quizás Reborn nunca había llegado a confiar en el del todo. No pensó en como quizás se había mentido a si mismo, convenciéndose de que amaba a alguien para no estar solo. Y tampoco pensó en los ojos oscuros de Elisa, quién había causado esto solo con su mera existencia.
Pero no engañaba a nadie, pensó mientras descargaba sus maletas, habiendo llegado ya al aeropuerto, era su culpa. Era él quien había mirado a otra persona a pesar de estar en una relación. Era el quien encontraba a la chica interesante y atractiva. Y desde luego, era el quien había cancelado la boda, temeroso de vivir en un matrimonio sin confianza. Era su culpa y no podía buscar otros culpables.
Entro al edificio, que era tan grande, que con solo pisarlo Carola sintió lo pequeño que era comparado con el mundo. Con la infinidad de sitios que existían y personas con sus vidas, algunas peores que la suya. Casi se sintió mal por hacer esto.
Decidió despedirse de Biyin. Después de todo, era su hermana, a la que no cambiaría por nada del mundo y a la que estaba a punto de decepcionar. Al menos quería despedirse, aunque no fuese en persona.
"Me marcho. Vuelvo a Australia y mi avión sale en un par de horas. Siento mucho no haber podido despedirme bien, pero prometo llamarte"
Eso rezaba el mensaje, que envió sin fijarse en el número de teléfono.
Pasaron unos minutos antes de que mirara el teléfono de nuevo. Ahí fue cuando comprobó que no le había enviado el mensaje a su hermana, sino a la chica que había ocasionado esto.
Envío el mensaje a Biyin y borró el chiste con Elisa, pero ya era demasiado tarde.
El mensaje habia sido leído.
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Tal Vez Esto Lo Hizo El Destino
FanfictionElisa acaba de llegar al pueblo. es... bonito, pero vino aquí por algo. aún no sabe si para cumplir la misión o escapar de ella, pero algo. y si de paso, pudiese hacer amigos, estaría bien... NO! no viene a hacer amigos. cuando ellos se conocieron...