Me sentí inmensamente aliviada al saber que nada inapropiado había ocurrido. Sin embargo, una incógnita persistía en mi mente: ¿por qué me encontraba desnuda en su habitación? Mientras mi mente daba vueltas tratando de desentrañar el misterio, procedí a vestirme con el pijama que la señorita Lee había dispuesto con tanta consideración a los pies de la cama.
El pijama consistía en una remera negra que me quedaba ligeramente holgada, junto con un pantalón negro a juego. Era demasiado incomodo no usar ropa interior pero me daba pena pedirle que me prestara algo, igualmente, era obvia la diferencia de talles entre nosotras.
Me vestí con las prendas que me habían se me ofreció, consciente de que era necesario recuperar mi compostura en medio de esta inusual circunstancia. La habitación se encontraba en silencio, solo el eco de mis pensamientos resonaba en mi mente mientras me preguntaba qué podría haber llevado a esta singular situación.
De repente, como un susurro de la naturaleza, percibí el aroma de su remera, su característico olor a freesia, era un recordatorio silencioso de la presencia constante de la señorita Lee en está habitación.
Una vez que termine de vestirme, me dirigí con pasos serenos hacia la cocina, consciente de que la directora estaría allí. A pesar de que mi personalidad suele estar envuelta en una capa de frialdad y compostura, el recuerdo de que había visto mi cuerpo desnudo había logrado que un leve rubor se apoderara de mis mejillas. Resultaba extraordinario encontrarme afectada de esta manera, pues rara vez permitía que las emociones me perturbaran.
La señorita Lee estaba presente en la cocina, su hermosa sonrisa resplandeciendo como siempre. Respiré profundamente, luchando por recuperar mi serenidad habitual y manteniendo mi mente en calma. A pesar de que ella era mi jefa, y aunque era evidente que poseía una personalidad amable y comprensiva, no podía estar segura de cómo tomaría esta situación inusual.
Tomé asiento en la silla frente a ella, preparándome mentalmente para lo que estaba por venir. La señorita Lee comenzó a hablar apenas me senté, y la tensión en el ambiente se hizo palpable mientras aguardaba sus palabras.
La señorita Lee me miro con una expresión serena y comprensiva en su rostro. Era evidente que notaba mi preocupación y, con delicadeza, comenzó a aclarar lo que había sucedido.
-Veo que sigues algo preocupada, pero tranquila -empezó diciendo en tono tranquilizador- Como te tomaste mis tragos y te pusiste borracha, no te iba a dejar así y como no podías decirme dónde vivías, te traje a mi casa. Perdón si fue un poco atrevido de mi parte.
-Y en cuanto a despertarme de esa manera en tu cama... -dije casi susurrando, sintiéndome avergonzada al recordarlo.
-Ah, eso... -dijo rascándose la cabeza, un poco avergonzada- como te dije, estabas muy borracha. Básicamente, me hiciste un striptease -Ella soltó una leve risa, sin embargo yo sentía como me ponía más roja. Sentía que me ardía la cara y solo quería desaparecer en ese momento.
-Por dios, cuánto lo lamento, directora Lee. Juro que no volverá a pasar -respondí, sintiendo una profunda vergüenza por la situación.
-No estamos en el trabajo, no es necesario así que no me llames así -Dijo con una voz burlona.
-Entonces... ¿señorita Lee? -pregunté, buscando una forma más apropiada de dirigirme a ella.
-Llámame por mi nombre -dijo ella con un tono más suave.
-Jesse...? -murmuré su nombre, y al pronunciarlo, sentí cómo mis mejillas se encendían, revelando mi rubor.
De repente, la señorita Lee se levantó y se fue, aparentemente rumbo al baño. Aunque me invadió la curiosidad por saber por qué se había retirado tan repentinamente, mi estómago comenzó a emitir sonidos, recordándome que tenía hambre.
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Desearía que lo olvidaras
RomanceEsta es una historia que podría parecer cliché en el mundo del omegaverse y con una temática lésbica. Quizás aparezcan algunas parejas secundarias a lo largo de la trama. Esta cautivadora historia nos sumerge de lleno en el intrigante mundo del des...