Introducción

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Mi nombre es Yeon Mi-Suk, y se podría decir que soy una persona que suele pasar desapercibida. No poseo algo que resalte entre la multitud, soy un simple beta. Mi rutina diaria suele transcurrir sin grandes sobresaltos, ya que ocupo el modesto puesto de secretaria en la empresa.

Aquella mañana, como de costumbre, me encontraba en mi escritorio organizando unos documentos cuando de repente llegó un mensaje a mi computadora. Era un mensaje de la directora Lee.

Directora Lee Hyun (Empresa).

Secretaria Yeon, si no es molestia me podría traer un té~~♥️

Esta bien, ya mismo se lo llevo.

Muchas gracias!♥️

Solté una leve risa al ver lo tierno y amable que era su mensaje. Con una sonrisa en el rostro, me levanté de mi silla y me dirigí a la pequeña área de cocina para prepararle una taza de té. Sabía que a la directora Lee le gustaba un té rojo que yo suelo prepararle. A pesar de que no era difícil complacerla, desde que entré en esta empresa, preparar su té se había convertido prácticamente en mi tarea principal.

Después de cuidadosamente preparar la bebida, con delicadeza, me dirigí a su oficina, sintiendo el honor de servir a la directora. ¿Quién no se sentiría honrado? Ella era perfecta en todos los sentidos. Era hermosa, tenía un buen trabajo y hasta estaba comprometida con el vicepresidente de una empresa muy prestigiosa. Además, era una alfa dominante, mientras que yo era simplemente un beta, en el escalón más bajo de la sociedad. Ser como ella era una meta inalcanzable para alguien como yo. Volví a poner mi cara seria mientras abría la puerta de su oficina.

-Directora Lee, aquí tiene su té -dije mientras colocaba la taza en su escritorio.

-Muchas gracias -respondió la directora con gratitud-. ¿Ya has preparado todo para esta noche?

Un leve rubor se apoderó de mis mejillas al percatarme de que había olvidado un detalle crucial. Me maldecía a mí misma en todos los idiomas que conocía, sintiendo que mi olvido era una ofensa a la meticulosidad que siempre me esfuerzo por mantener en todas las áreas de mi vida. Era un error que no debía haber cometido, y mi frustración creció a medida que me di cuenta de mi descuido.

-Sí, por supuesto -respondí rápidamente, intentando ocultar mi olvido-. Todo está listo, Directora.

-Está bien -asintió ella con una sonrisa-. Gracias por el té.

-Bueno, me retiro para que puedas seguir trabajando.

Asentí con respeto y salí de su oficina, sintiendo alivio por haber superado ese pequeño tropiezo. Mientras caminaba de regreso a mi escritorio, me di cuenta de que tenía que hacer algunos preparativos para la cena de esa noche. Afortunadamente, el lugar al que siempre reservábamos estaba disponible. Suspiré aliviada mientras hacía los arreglos necesarios.

Al llegar al lugar de la cena, noté cómo muchos invitados le servían tragos a la señorita Lee. Sabía perfectamente que ella no toleraba bien el alcohol en absoluto, por lo que decidí tomar todos los tragos que le ofrecían. Podía parecer extraño que una secretaria hiciera eso por su jefa, pero la alternativa habría sido llevarla a su casa, lo cual no era una opción viable. Vivía lejos de mi casa, y los autobuses nocturnos eran escasos en su vecindario. Además, los taxis nocturnos solían tener tarifas elevadas.

Así que continué tomando un trago tras otro durante toda la noche, llegando a un punto en el que apenas podía escuchar lo que se hablaba a mi alrededor. Vi que rellenaban el vaso de la señorita Lee, así que me aventuré a tomarlo, pero mi vista comenzó a nublarse y una voz femenina, notablemente seria, pareció romper mi aturdimiento por un momento.

Desearía que lo olvidarasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora